La Galería Nacional de Arte Moderno de Roma abre esta temporada con una amplia exposición dedicada a Miquel Barceló, en la que mostrará 61 obras entre pintura, escultura y cerámica. «L'atelier di Miquel Barceló» es el título de esta exposición, la mayor dedicada hasta ahora a este artista, que se inauguró ayer y estará abierta hasta el 12 de enero próximo.
La muestra ofrece una panorámica amplia del trabajo de Barceló, que actualmente trabaja en su intervención en la capilla de Sant Pere de la Seu, con veintiséis pinturas, dieciocho esculturas y diecisiete cerámicas. Los cuadros permiten analizar la evolución del artista mallorquín, puesto que van desde 1982 a 2002, siempre con técnica mixta, aunque con temática y tamaño variados.
El mar y la pesca, la afición del artista por los toros o su paso por Mali, son los elementos que predominan en algunos de esos cuadros. Las esculturas son bronces en todos los casos, con los que Barceló diseña en gran parte animales, mientras que las cerámicas son creadas en Vietri sul Mare, donde trabaja con el proyecto para la Seu.
El título de la exposición, alusivo al taller de Barceló, pretende dar relevancia al centro de trabajo del artista, conocido por su itinerancia y el deseo de cambiar cada cierto tiempo de lugar de trabajo, lo que le ha llevado a Mallorca, Barcelona, París, Nápoles, Portugal, Nueva York, Palermo, Mali y Vietri. «El taller es un espacio mental. Yo he tenido muchos, físicamente, porque busco excusas para cambiar de sitio. La pintura es metódica y sedentaria, pero eso va contra mi manera de ser. Me viene bien cambiar para hacer limpieza y tabla rasa», dijo.
En esos talleres Barceló se ha caracterizado por pintar no sobre caballete, sino que deja la tela en el suelo y se inclina sobre ella, lo que lo convierte en «la mesa de mis cuadros, es como estar en su interior». Sin embargo, en los últimos tiempos ha empezado también a usar el método inverso, de manera que sitúa la tela en paralelo al techo, lo que supone que los «goterones» de pintura caen por la fuerza de la gravedad y dan al cuadro un mayor efecto pictórico, en opinión del artista. Con esa técnica ha creado «Mer du nord», (2002), el más reciente de los cuadros expuestos en Roma, mientras en otros trabajos recupera la tradicional fusión de elementos orgánicos.