EFE - SAN SEBASTIÀN
Miles de personas abarrotaron la Basílica de Santa María del Coro
de San Sebastián para asistir a los funerales por el escultor
donostiarra Eduardo Chillida, fallecido el pasado lunes tras una
larga enfermedad. A las 19.00 horas accedieron al templo los
familiares más directos del artista, con su viuda, Pilar Belzunce,
a la cabeza, por uno de los laterales de la iglesia, habitualmente
visitada por Chillida y cuyo baptisterio está presidido por una
cruz creada por el escultor donostiarra. Una amplia representación
política encabezada por la ministra de Cultura, Pilar del Castillo;
el lehendakari, Juan José Ibarretxe; el embajador de Alemania en
España, Joachim Bitterlich; el presidente del Parlamento Vasco,
Juan María Atutxa; y el alcalde de San Sebastián, Odón Elorza,
asistió a la ceremonia, oficiada por el jesuita Antonio Beristain y
una veintena de sacerdotes.
También estuvieron presentes la ex ministra de Cultura, Carmen Alborch, los ex lehendakaris Carlos Garaikoetxea y José Antonio Ardanza, y la presidenta del PP en Guipúzcoa, María San Gil, además de otros corporativos locales. Personalidades del mundo de la cultura como el arquitecto Luis Peña Ganchegui, los pintores Ricardo Ugarte y Jesús María Lazkano, el coleccionista y mecenas Rolf Beker, la galerista Juana de Aizpuru, el fotógrafo Alberto Schommer o la escritora Julia Ochoa, así como el director del museo Guggenheim de Bilbao, Juan Ignacio Vidarte, y el ex director del Reina Sofía, José Guirao, también tomaron parte en la despedida religiosa a Chillida.
La Basílica de Santa María quedó abarrotada y en el exterior cerca de un centenar de personas esperó a que finalizara el oficio religioso. El obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, en una carta remitida para esta ceremonia que leyó el profesor Edorta Kortadi, destacó que Chillida fue «un genio escultórico excepcional y un creyente de fina y profunda sensibilidad religiosa».