El Arxiduc tuvo intención de comprarla y Herwin Hubert la dibujó para «Die Balearen» en 1871. Después se perdió en el olvido hasta el punto de que desapareció de los catálogos de patrimonio nacionales y europeos. Un trabajo de investigación le ha seguido la pista y la ha encontrado en el Port de Andratx, donde muy pocos sabían que un edificio de casi primera línea era la torre de Sant Francesc construida en 1739 por los pescadores.
Angel Aparicio, experto en fortificaciones, llevaba muchos años recopilando información sobre la torre de defensa de Sant Francesc, de la que se sabía que había existido pero se desconocía su emplazamiento, se daba por desaparecida y estaba descatalogada. Una vez encontrada con la ayuda de personas de la zona, Aparicio, del Grup per l'Estudi de les Fortificacions de Balears (GEFB), explicó que la entidad ha solicitado al Ajuntament de la localidad que se ponga en marcha la declaración de Bien catalogado para este edificio, ya que «se trata de una torre única en Mallorca por su tipología, cuadrada». Aparicio recuerda que un decreto del 2 de abril de 1949 «pone la protección del Estado todos los castillos de España, sean cual sea su estado de conservación». En 1985, la Ley de Patrimonio Histórico Español confiere la categoría de Bien de Interés Cultural a estos monumentos, incluidas todas las torres de defensa de Balears.
La torre, apunta Aparicio, se ha «mimetizado» y «desfigurado» con otras construcciones, convertida ahora en una bloque de pisos de tres alturas que conserva, rodeando la fachada cuadrada, un cordón semicircular original; el talud propio de estas torres y los bloques de marés bajo el referit.
La petición del GEFB incluye, además, que el Ajuntament «coloque una placa de indentificación y adecente la fachada». Los documentos históricos demuestran que esta torre tuvo mucha importancia en su época; en ella vivían dos torreros y un grupo de soldados, Dragones, acudía en momentos de peligro. Su interior albergó dos cañones de calibre veinticuatro, «que entonces impresionaban». Un grupo de estudiosos de los cañones, desde Santander, se ha interesado por este tipo de datos.
Angel Aparicio ha publicado una separata dentro de las colecciones del Institut d'estudis Balearics en la que se explican las referencias históricas de la torre y se recogen los dibujos de Hubert para «Die Balearen», así como planos de 1784 y 1860 en los que el edificio está representado como torre Alcovas. También el Arxiduc describe los restos de esta construcción cuadrada, y no circular, porque fue diseñada por los pescadores de la zona que lo hicieron a semejanza de sus viviendas.
Dos potentes cañones para defender el
puerto
El puerto de Andratx comienza a alcanzar relevancia y prueba de
ello fue la orden del rey Fernando VI cuando, en abril de 1754,
decide armarlo convenientemente. El patrón Antoni Rains traslada
desde Alcúdia los dos cañones de calibre 24 en el barco «La
Callara», que, en aquel momento, eran las piezas de artillería de
hierro de mayor tamaño que había en Mallorca. Estos cañones y otros
cuatro más habían sido enviados de Barcelona a Palma en 1736,
material que se partió por Ciutat, para proteger la bahía, Alcúdia
y el Port de Andratx donde fueron desembarcados al pie de la
torre.