El arquitecto Luis García-Ruiz es, desde ayer, académico numerario de la Reial Acadèmia de Belles Arts de Sant Sebastià de Palma tras el acto de investidura que se celebró en la sede de la entidad. García-Ruiz, que ocupa una plaza de nueva creación en la sección de arquitectura, pronunció un discurso de entrada titulado «Museos y arquitecturas» en el que reivindicó aquellos «que crean adicción» y pidió un futuro para «nuestras ciudades».
Pere A. Serra, académico numerario de la entidad y presidente editor del Grup Serra, fue el encargado de responderle. El arquitecto había sido acompañado hacia el estrado por los académicos de más edad, el pintor Joan Miralles, y el más joven, el compositor Josep Prohens. Un detalle emotivo fue que, otro arquitecto, Antonio García-Ruiz, su padre, abrió y cerró la sesión como presidente de la Acadèmia de Belles Arts. El secretario, Rafael Perelló Paradelo, leyó el acta en la dijo que votaron 12 de 15 académicos numerarios. 11 lo hicieron a favor y uno en blanco.
«Los arquitectos debemos implicarnos en los proyectos que representan y acuñan nuestro futuro», dijo al final de su intervención. «Museos y arquitecturas» fue el título de un discurso que repasó el origen de estos espacios y del hecho del coleccionismo, generador de los mismos, en un recorrido por la historia ejemplificando su evolución. Desde «contenedores» de obras de arte hasta «el gran proyecto cívico de final de siglo», el museo es «como las iglesias antaño, hoy se identifica con claridad en el tejido urbano donde se ubica». Luis García-Ruiz, que dirige el equipo que ha diseñado el Museu d'Art Modern i Contemporani que se construye en el Baluard de Sant Pere, destacó que un museo «no es uno más de los edificios que componen la ciudad».
En su discurso, Pere A. Serra relató «en el panorama de la arquitectura insular los nombres de aquellos arquitectos que constituyeron verdaderas excepciones». Entre ellos destaca Guillem Sagrera con quien afirmó que el nuevo académico comparte cualidades: «Pertenecen a una línea de arquitectos para los que la técnica, siendo importante, es una herramienta al servicio de la sensibilidad. Hablaríamos, por tanto, de dos grandes artistas que se expresan por medio de la arquitectura. Son, los dos, capítulos esenciales de la historia del arte». En su disertación alabó las restauraciones en las que intervino el arquitecto, como la del Parlament o el Casal Solleric, entre otras, y los montajes de exposiciones, de la obra de Miró, Juli Ramis, Broglia. Más arquitectos como él, apuntó, hubieran evitado la «balearización», «oprobio y vergüenza para todos los que estimamos Balears».