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Una puerta de cristal ayudará a la conservación de los dibujos de Son Boter

El taller de Miró se abrirá al público para recoger nuevos datos que permitirán conocer las intervenciones futuras

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«Cuando Miró pintaba sobre las paredes de Son Boter no contemplaba la conservación de la obra porque nacía de la inspiración». Ignasi Millet, especialista en conservación ambiental, explicó de esta manera el principal obstáculo de la rehabilitación de la possessió. Para paliar el deterioro de los dibujos de Miró, afectados por la humedad, se instalará una puerta de cristal y se delimitarán las aberturas. Tras estos trabajos, se abrirá al público y se recogerán nuevos datos climáticos que ayudarán a concretar las intervenciones futuras.

Los datos ambientales obtenidos, tomados desde mediados del año pasado, han permitido ver la situación en que se encuentra el edificio. «Son Boter soporta periodos muy húmedos con otros muy secos por al viento», según Millet. Esta circunstancia propició la aparición de los problemas. «Las paredes absorvían la humedad, lo que provocaba la aparición de sales y la pérdida, por lo tanto, de pared», aseguró José María Pardo, encargado del proceso de restauración. La solución, «la conservación preventiva, que evitará intervenciones futuras», dijo Millet.

«La casa no posee ningún tipo de aislamiento», lo que significa que se necesita «delimitar las agresiones» mediante la consecución de «un clima estable», afirmó Millet. La manera de lograrlo, cerrando la entrada con una puerta de cristal. «Se tratará de una actuación independiente que seguirá las directrices de la ficha de catalogación del edificio», explicó Frederic Climent, arquitecto municipal. «Se construirá en vidrio reflectante con una estructura mínima». La puerta se abrirá y cerrará cada vez que entren los visitantes. Así, «se velará por las condiciones interiores de Son Boter», según Millet. Sólo falta que se adjudiquen las obras para su construcción.

Otra de las actuaciones consistirá en proceder a paliar cualquier efecto del viento delimitando las aberturas. «Se sellarán las grietas y las puertas», aseguró Millet. Las visitas se controlarán y sólo se permitirá la entrada a grupos reducidos. Se incluirán unos sensores que medirán la humedad. Los datos que se recojan permitirán conocer qué tipo de actuación se realizará. «Si se amortigua, será más fácil corregir la humedad relativa», según Millet. Si, en cambio, «se descubre que el continente no está adecuado», se tendrá que «intervenir».

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