«Parece como si no estuviera muerto, no ha perdido ni el color». Carmen Portillo empieza y termina sus «Cinco horas con Mario» con esta frase. Mario es su esposo, que acaba de fallecer, y las cinco horas son un monólogo que sirve de vía de escape a los años de convivencia con su marido. La protagonista, durante su charla, desgrana sus recriminaciones, rencores y pasiones nunca satisfechas, desde la boda hasta la pérdida. Toda una vida resumida en un texto de Miguel Delibes que representará Lola Herrera del 1 al 3 de febrero en el Auditòrium.
"¿Qué le llevó a regresar al papel de Carmen
Portillo?
"Se trata de un clásico contemporáneo que hice hace 22 años,
después cinco más tarde y, luego, hace 12 años. Tras esta última
representación, decidí no volver a la pieza nunca más. Me harté
porque el personaje me enfermaba. Sin embargo, por veneración a
Delibes, he vuelto a reencontrarme con Carmen Portillo. Ahora ya no
me enferma. Además, la pieza que escenificaré es una nueva
adaptación que me ha descubierto otra manera de interpretar a
Carmen, menos dolorosa y más fiel al texto. La primera vez que la
representé, yo estaba impregnada de problemas propios y generales.
Generales porque estábamos en los primeros instantes de
libertad.
"¿Qué le enfermó del personaje? ¿Le
aburrió?
"Si un personaje me aburre no lo hago, no se puede seguir esta
línea en esta profesión. La obra es un monólogo duro y coincidió
con una época de balance personal. Escenificar «Cinco horas con
Mario» aceleró en mi persona un proceso de crisis profunda. Desde
entonces, analizo lo que me pasa y el por qué, algo que me ha
servido para convertirme en un ser humano que se entiende mejor.
Hace mucho tiempo que me encuentro bien.
"¿Qué diferencias hay entre su primera Carmen y esta
última?
"El personaje es el mismo. El actor dice las palabras que el autor
ha escrito pero las pasa por sí mismo. Es un paseo por todos los
sentimientos. Si el personaje llora tienes que llorar tú como
persona. Para fingir que eso es una realidad tienes que sentirlo,
implicarte en la simulación.
"¿Cómo es ahora el personaje? ¿Ha
cambiado?
"Ahora aparecen las palabras que Delibes puso a Carmen, no hay
ningún añadido de Lola. He construido el personaje con una mirada
de distancia, ya que las cosas se ven mejor así que tirándote de
lleno.
"Un monólogo requiere un esfuerzo muy grande por parte
del actor. ¿Repetirá?
"En mis proyectos no está en mente hacer otro. No lo necesito.
Representar un monólogo es muy duro porque te llena de soledades.
Viajas sola, trabajas sola...
"Podrá decir que ya ha interpretado uno.
"Hice «Cinco horas con Mario» porque llegó a mis manos. Si hubiera
sabido por todo lo que tenía que pasar, no sé si lo hubiera
interpretado. El personaje, a lo largo del tiempo, me ha ofrecido
un proceso de crecimiento como persona. Cuando clarificas tu vida y
echas lo que te sobra, el camino es más ligero.
"¿Qué papel le queda por interpretar a Lola
Herrera?
"Todos. Una vida es insuficiente para representarlos. Hay tanto
material y tanto por hacer. La vida laboral es demasiado corta para
poder llevarlos a cabo.