A nivel mundial nació en Bruselas tras la Segunda Guerra Mundial, para crear ambiente en esos instantes grises de posguerra. En España, llegó en el año 1952 y, a Palma, el 23 de diciembre de 1956. Joventuts Musicals aterrizó en la Isla para ayudar a los jóvenes músicos y para hacer llegar la música a todo aquel que estuviera interesado en ella. 45 años después, el Ajuntament de Palma les ha otorgado la Medalla de la Ciutat.
«Desde entonces hasta hoy, el nivel de los jóvenes intérpretes ha aumentado», comentó Concepció Oliver, actual presidenta de Joventuts. Oliver recuerda sus primeros años de mandato como «difíciles porque no había medios». Llegó al cargo hace 25 años, tras el mandato de Joan Moll. Precisamente, Moll fue el primer presidente de la entidad. También lo han sido Miquel Duran, Francisco Ramallo, Pau Valls y Gonzalo Company. «Durante el mandato de Valls se vivió una época de oro, ya que había pocos recursos y él logró hacer muchos conciertos y traer a integrantes de la Nova Cançó», aseguró Oliver.
Los objetivos de Joventuts se basan en dos puntos. El primero, «promocionar a los jóvenes músicos y darlos a conocer». El segundo, «hacer llegar la música a todos», explicó Oliver. Siguiendo con estos dos puntos, Joventuts de Palma se ha convertido en «pionera» en diversos campos. Por una parte, «en conciertos de escolares ya que, hace más de 30 años, ya se programaban en el Auditòrium». Por otra, «en actuaciones de Joves Intèrprets».
La entidad organiza desde hace 31 años las Serenates d'Estiu. El claustro de Sant Francesc se convirtió en su primera sede y, de allí, pasaron al Castell de Bellver, llevando «la música al castillo por primera vez». Por el ciclo han pasado artistas de la talla de Alicia de Larrocha; las cantantes Renata Scotto, Victoria de los Àngeles y Marilyn Horne; los pianista Joaquín Achúcarro y Dmitry Bashkirov o el violinista Boris Belkin, entre otros.