El público entra en la sala, recoge una papeleta en la que se le pide que escriba un tema, lo escribe y la deposita en una especie de buzón. En el escenario, los actores, como si se tratara de una especie de lotería, escogen al azar estas papeletas y crean la función a partir de la improvisación. Así nace la obra «Imprebís», que la compañía Om Imprebís representará en el Teatre del Mar desde hoy y hasta el 9 de diciembre.
Un espectáculo hecho a partir del público por dos actores, un músico, un iluminador y un director de escena. «La gente imagina las escenas, participando antes de que empiece la obra», aseguró Carles Montoliu, uno de los actores. El azar convierte las frases de los espectadores en protagonistas. «Pedimos que, cuando escriban su tema, se diviertan, sugieran cosas», dijo Montoliu. «No hay límites, no hay censura». Esta libertad permite dar «todos los giros posibles», según Carles Castillo, el otro actor en escena. Desde lo divertido hasta lo dramático, siempre teniendo en cuenta que «la gente recibe mejor lo que se trata con ironía que lo trascendental», afirmó Montoliu.
La música también se basa en la improvisación. Yayo Cáceres es el hombre orquesta, el encargado de crear la atmósfera adecuada a cada instante. «La pauta la marcan la música y el actor, hay que dejar que los estímulos sucedan», aseguró Cáceres. Un acordeón y una guitarra acompañan a los instrumentos de viento, todo para componer un clima. Cada improvisación finaliza con «una canción extraída del imaginario popular», dijo Cáceres.
«La mente es como un músculo, hay que trabajar para ampliarla», explicó Castillo. Por ello, los ejercicios y conocer lo que sucede en la ciudad que se visita es esencial. Los temas propuestos a lo largo de las 800 funciones que han representado suelen variar. En los coincidentes, «es más fácil volver a pensar que repetir lo dicho en la anterior ocasión», dijo Castillo.1