"¿Cómo llegó a la pintura?
"A través del
cómic. De pequeño quería ser dibujante de cómic y empecé a dibujar
muy temprano. Pero con el paso de los años me cansé un poco del
cómic. Era un género que daba mucho trabajo y en una viñeta no
podía decir muchas cosas. Después pensé en dedicarme a la
ilustración, y lo hice durante un tiempo, pero me estanqué y no
sabía por dónde salir. Fue entonces cuando entré en la pintura y,
desde entonces, me dedico a ella.
"Su formación en la pintura es
autodidacta.
"Sí. Podemos decir que en un principio
me fijaba mucho en las técnicas del cómic. No quería hacer una
pintura tradicional ni entrar en ninguna tendencia, aunque tenía
mis referentes.
"Pese a ser autodidacta, sus obras destacan por su gran
técnica.
"Y no se trata de una virtud innata. Hay
varias maneras de aprenderla. Por una parte, puedes ir a una
academia o a una escuela de pintura. Pero también puedes
conseguirla mediante la experimentación y el trabajo. Yo, antes de
llegar hasta aquí, he trabajado incansablemente durante años.
"¿Ha hallado ya su camino?
"Creo que sí.
Mis obras son fruto de una investigación sobre mi propia
iconografía, a la búsqueda de mi propio imaginario. Esto es muy
importante para un pintor. Lo que hago hoy, estas pinturas negras,
de temas macabros, ya lo había hecho de pequeño, en el cómic.
Siempre he sentido atracción por la muerte, por la oscuridad...
Cuando pasé del cómic a la ilustración perdí este imaginario. Y me
costó mucho tiempo volver a encontrarlo. Pero una tarde se me
ocurrió recuperar estos temas, y a la mañana siguiente empecé con
este tipo de pintura. Hasta hoy.