Lleva toda su vida estudiando la historia de su país, Cuba, y de sus relaciones con el extranjero. Eusebio Leal dirige la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, es decir, el centro que restaura los edificios de la ciudad vieja. Hace tres años pisó por primera vez Mallorca y se prometió volver. Una conferencia, la que inaugura esta tarde el ciclo «Futurisme. Imatge i realitat del turisme a les Illes Balears», le ha ofrecido una segunda oportunidad, que aprovechó para pasear, junto a ARCA, por la Catedral.
"¿Qué le ha parecido conocer la Seu a
fondo?
"Cuando supe que regresaba a Palma, pedí
volver a ver la Catedral. La explicación que me ha ofrecido el
canónigo Guillem Julià es un testimonio vivo de alguien que la
conoce desde su juventud, una persona que mantiene una relación
personal con ella, la memoria de las cosas. Palma es una ciudad
acogedora pero hay que ir a buscar a las personas, aquellas que te
abren ese universo y te enseñan la belleza.
"¿Mallorca también tiene que descubrirse de la misma
manera?
"En mi anterior visita recorrí el interior de
la isla. Vi la riqueza, descubrí que la severidad del carácter
mallorquín es, en realidad, dulzura. Los que dicen que los de aquí
tienen un carácter cerrado no han descubierto Mallorca, son juicios
de turistas apresurados. El tiempo me ha hecho ser más prudente y
me ha permitido ver el parecido entre Mallorca y Cuba. La isla nos
salva pero también nos limita. Por ello, hay que buscar su
hospitalidad.
"¿Qué opina de la rehabilitación que está sufriendo la
Palma?
"Es un movimiento, un sentimiento favorable,
que no debe quedarse en una moda sino que tiene que convertirse en
un deseo de conservar. No se trata de asentar sólo los tipicismos,
sino el carácter. Todo desarrollo económico debe conllevar un
desarrollo cultural porque, de lo contrario, se llegaría a la
decadencia. Hay que preservar la ciudad del hombre, tanto los
aciertos como los desaciertos. Hay que conducirla y orientarla,
crear formas de viabilidad y modernizarla.