El arte puede ser un bálsamo para las heridas del alma, como sucedió en Nueva York tras el atentado cuando los neoyorquinos, animados por su alcalde Rudolph Guliani, comenzaron a salir a las calles y a visitar los museos donde, como ayer comentaba Juan Antonio Horrach Moyà, presidente de los galeristas baleares, «tal vez encontraron refugio» a su dolor porque los centros de arte son, entre otras muchas cosas, «templos de reflexión y silencio». Hoy, la Nit de l'Art convoca a los ciudadanos a disfrutar de una fiesta en la que, a partir de las 19.30, abrirán sus puertas una veintena de galerías con 18 inauguraciones.
Los objetivos de la Nit son: «Dar a conocer el trabajo de los artistas contemporáneos, animar a los ciudadanos para que se acerquen a las galerías de arte sin temor y el fomento del coleccionismo», dijo Horrach Moyà. Carmen Feliu, concejala de Cort, calificó el evento de «intercambio positivo» y dijo que las instituciones deben animar al público a participar.
Tras el recorrido, a las 10.30 de la noche, la música tomará el relevo del arte en el Casal Solleric con la actuación de Miranda Jazz Quartet sustituyendo a los americanos de Death Cab for Cutie, que no pueden viajar desde Nueva York, como le sucede a Iliana Emilia, la artista que iba a presentar Joan Guaita. Pero el galerista, quien dice que «este es un momento de reflexión y nuestra responsabilidad es satisfacer a la gente con el arte, la belleza y la cultura», se suma con la obra de Kcho. Cerca, en la Sala Pelaires, inaugura el pintor Antonio Murado. Para Horrach Moyà, después del atentado de Nueva York, «artistas e intelectuales tienen la oportunidad de plantearse preguntas sobre qué queremos de este mundo». Xavier Fiol apunta: «Es un punto de inflexión, el arte va a cambiar estilísticamente y en contenido».