Mucha preparación, muchos ensayos y horas y horas de dedicación. Los integrantes del Ballet de la Ópera Nacional de Kiev deben cumplir con estos requisitos para conseguir formar parte de esta formación creada en 1867. Siempre han mantenido un repertorio basado en los grandes clásicos, clásicos como «El lago de los cisnes», que ayer se representó en el Auditòrium; «Cascanueces», que se puede ver esta noche; o «La bella durmiente», obra que se presentará mañana. El romanticismo y la música de Tchaikovski une a estos tres ballets.
Hacer «El lago de los cisnes» no es sencillo. Se trata de una pieza «complicada desde el punto de vista clásico», según Tatiana Borovik, primera bailarina de la compañía. La dificultad de interpretar cualquier gran obra lleva a la no improvisación. «Las normas están marcadas. Sólo en el aspecto emocional se puede improvisar», dijo Borovik. Cada bailarín aprende su papel y lo dota de unas características concretas, diferentes a las de otra persona. «Cada uno de nosotros siente el personaje de una manera diferente», comentó Tatiana Beletskaya, la bailarina que interpretará a Clara en «Cascanueces».
El Ballet de la Ópera de Kiev existe gracias «a la herencia de generaciones», explicó Beletskaya. Lo aprendido se transmite de unos a otros. «Intentamos conservar estas tradiciones. Destruirlo es sencillo, pero reconstruirlo es muy difícil», en palabras de la bailarina. Para lograr esta continuidad se necesita encontrar lo mejor de lo mejor. Para ello, hay que buscar y escoger. Los bailarines de esta formación se instruyen en el Teatro-Escuela Coreográfico de Kiev.
«Entran a los 10 años y a los 18, aquéllos que han superado las pruebas, se gradúan. Salen menos de los que empezaron», afirmó Beletskaya. De entre éstos últimos, se elige a los mejores. La gira que están realizando por las Balears finalizará el próximo 26 en el Auditori d'Alcúdia. De allí pasarán a Madrid, ciudad que pondrá el punto y final al recorrido que han estado realizando por España. Luego les esperan Australia y Nueva Zelanda.