En el tercer año del centro del Consell de Mallorca y el Gremi d'Editors de Balears en Barcelona, Francesc Llompart cree que se ha consolidado, a pesar de la escasa atención que recibe de las instituciones baleares, algunas de las cuales se han olvidado completamente de él. En septiembre, cuando el Espai inicie su cuarto año, Llompart dejará su dirección, debido a que quiere regresar a la Isla y proseguir, con más calma, su carrera como pintor. Su substituto o substituta es, todavía, una incógnita.
"¿Cómo valora el tercer año del Espai Mallorca en
Barcelona?
"Ha sido el año de la consolidación del proyecto del Espai,
confirmándolo como un centro cultural activo. Hemos tenido 43
actos, con una media de 60 visitantes por acto. Dentro de la
modestia que tenemos como espacio cultural, estamos muy contentos
porque hemos mantenido una programación constante y hemos gozado de
una respuesta variable pero, a nivel general, muy buena.
"¿Qué línea de dirección ha seguido el Espai después de
la marcha de Sebastià Alzamora?
"Se comenzó una línea que pretendía combinar los principales
aspectos de difusión: libros. Hacer presentaciones de autores
mallorquines editados tanto en Barcelona como en Balears, pero
también libros de autores catalanes, como una manera de abrir el
Espai al público catalán. Este año hemos conseguido que nos conozca
mucha gente... Una media de 60 personas, con la competencia que hay
en la ciudad, es una cifra bastante aceptable. Debemos ocupar
nuestro microespacio. El Espai Mallorca tiene un potencial y un
futuro. Sólo en Barcelona, hay tres veces más público que en todas
las Islas. Pero también, muchísima más oferta.
"El trabajo de los dos primeros años consistió en
promocionar grandes autores, que habían sido tratados injustamente
en Barcelona.
"Ahora, esto ya está hecho. Entonces, nos hemos concentrado en
propuestas más pequeñas, más arriesgadas. También llega un punto en
que los autores mallorquines buscan otras fórmulas. El Espai
Mallorca no debe copar la actividad de lo balear en Barcelona, sino
que debe servir de plataforma a la gente que empieza.
"El hecho de que la gran parte de la programación venga
fijada desde Palma, ¿no limita demasiado su trabajo?
"Nos limita muchísimo. La más grande viene por motivos geográficos.
Si debes programar algo que tiene un referente tan claro, tienes
unas limitaciones en cuanto al producto y en cuanto al mensaje.
Existe el peligro de caer en un cierto provincianismo, repetirse...
Para romper esta dinámica se deben crear colaboraciones, actuar de
otras formas... Y esto no es fácil. Este año, por ejemplo, hemos
inciado colaboraciones con entidades de Mallorca muy diversas
(Torre de Ses Puntes, Espai Ramon Llull, Casa del Cactus...). Yo
sólo criticaría la dificultad que representa no mantener una línea
estética. Nosotros disponemos de un mensaje: tenemos lo que está
pasando en Balears. Así, las obras son, normalmente, de autores
jóvenes, que es otro de los objetivos marcados y hacia donde,
quizá, nos deberíamos especializar, para que el público pudiese
orientarse... Por otro lado, los editores de Balears no han acabado
de descubrir el potencial del público catalán. La mayoría de las
publicaciones que nos llegan son demasiado localistas, con un
sentido en Mallorca, pero que aquí tienen una difícil difusión y
repercusión.
"¿No cree que la distribución es el principal problema
de los editores?
"Ahora mismo, los editores se están moviendo en este asunto. Hace
un año y medio, en el Espai Mallorca organizamos un almuerzo con
más de 40 libreros de Catalunya, el presidente del Gremi d'Editors
de Balears (Francesc Moll) y el director general de Cultura del
Govern balear (Pere Muñoz) para poner en marcha un proyecto que
creo que ahora se realizará: un sistema de distribución constante
en las librerías de Catalunya. Es cierto que los libros editados en
Balears no se ven en las librerías de Barcelona. Menos mal que
existe el Espai Mallorca porque muchos ni siquiera llegarían. Hay
algunos que son muy buenos y han recibido algún premio, como el de
Sebastià Perelló (Premi Llorenç Villalonga de narrativa de
Binissalem), que no tienen una difusión adecuada. Lo presentamos
aquí y tuvo cierta repercusión. Pero lo triste es que este libro
sólo lo puedas encontrar en el Espai Mallorca...
"¿No piensa que hace falta montar una programación más
de conjunto, más global?
"El problema es que no disponemos de un presupuesto. Tampoco de una
organización adecuada. Montar una exposición y alrededor de ella
realizar otras actividades paralelas, sería el camino.
"Sin embargo, ¿sería interesante poder
producir?
"Claro, pero es una cuestión de presupuesto. Sólo promocionamos lo
que nos llega de Mallorca y esto es lo que nos dificulta mantener
una línea más clara.
"Después de su marcha en septiembre, ¿qué cree que
necesitará el centro?
"Más apoyo para que tome unas líneas de actuación más claras. Pero
claro, para conseguir esto necesitamos un mayor apoyo de las
instituciones insulares, de sus espacios culturales... Hasta ahora,
nos llegaban las cosas en cuentagotas. Por ejemplo, pediría a los
editores que tengan en cuenta al público catalán. En Mallorca se
publica mucho, muchas cosas interesantes, pero también muchas que
no tienen calidad.
"¿El Espai Mallorca debería pertenecer al Govern desde
el momento en que la única misión de su Conselleria de Cultura es
la promoción exterior y la coordinación
interinsular?
"Esto es un tema que se debatió, pero que no ha funcionado, ya que
cambiar no es tan fácil. Hemos colaborado con el Govern pero, al no
tener una relación directa con ellos, las cosas son más difíciles.
Aquí colaboramos con el Institut de Cultura de Barcelona y otras
instituciones. Además, el Consell ha tenido unos años de ponerse en
marcha y, como nosotros ya existíamos, nos han dejado un poco de la
mano de Dios. Lo que debe quedar claro es cual es la función del
Espai Mallorca y cuales son las obligaciones de las instituciones y
también del Gremi d'Editors. No sólo es el Espai Mallorca quien
debe tener obligaciones y objetivos, sino que editores, Consell y
Govern deben plantearse unos objetivos. El Espai Mallorca interesa
a todos. El Consell Insular no quiere deshacerse de él. Y están
contentos con él.