Los mallorquines podrán disfrutar pronto de los nuevos usos que se darán a La Misericòrdia, donde la primera fase de la restauración está a punto de finalizar. La inauguración se prevé para septiembre, coincidiendo con la Diada, y ya hay un calendario de actividades. La primera fase ha consistido en la adaptación y consolidación de una parte del edificio, que en total tiene casi 22.000 metros cuadrados, como centro cultural dependiente de la Consellería de Cultura y Juventud. Joana Maria Palou, responsable del área, lo define como un lugar abierto que genere actividad y sirva para «el encuentro e impulsar el debate, con espacios para el intercambio de ideas y proyectos». De ahí que vea el patio central como «el gran claustro mediterráneo».
La Capilla, la joya del edificio, se concibe como «una sala polivalente donde se muestren propuestas de experimentación artística en todas las disciplinas de las artes». «No será sólo un espacio museístico ni expositivo» aunque se inaugurará en octubre con una instalación de Guillem Nadal, inspirada en la poesía de Damià Huguet, para la que Miquel Cardell escribirá textos poéticos. «La intención es ofrecer una vez al año una instalación con una propuesta plástica avanzada, de gente de aquí y de fuera». «Pretendemos que estas actividades inviten a algo más que la visita», dice Palou. Lo siguiente en el programa es un coloquio internacional, «con primeras espadas», del que saldrá un protocolo de intervención en monumentos.
2001 finalizará con una exposición «de gran público», histórica, sobre Jaume II y las ordenaciones en la política del Regne de Mallorques, comisariada por Pau Cateura. El ala denominada Cas Capellà ha sido diseñada para acoger el asociacionismo cultural y juvenil mallorquín, donde los espacios se adjudicarán por concurso específico. «Buscamos que no sólo se reúnan aquí, sino que desarrollen actividades y queremos impulsar la relación entre la Part Forana y Palma».
Una cafetería propiciará ese encuentro de gentes del que habla Palou y una librería institucional, gestionada por el Gremi d'Editors, nace para apoyar al libro hecho en Mallorca y dar soporte a las librerías. Tendrá «edición institucional, aquella hecha en Mallorca del tipo que sea y la que pueda ser de interés para la Isla». Para ella se estudia un mobiliario que permita actividades. En la última planta estará al Arxiu del So, «que no quedará encerrado» en las alturas, con almacén adecuado para la conservación del material, oficinas y sala de consulta y exposiciones.