La Torre de l'Homenatge del Castell de Bellver será muy pronto abierta al público tras una veintena de años clausurada y tras la restauración de la que ha sido objeto en los últimos meses. El alcalde Joan Fageda se acercó ayer al castillo, que celebraba la festividad de su patrón, Sant Marc, para comer una paella con el personal del mismo y visitar la torre.
La restauración, un proyecto largamente esperado por el Ajuntament, ha sido sufragada por Cort, el Govern y el Ministerio de Cultura y el coste ha sido de 40 millones de pesetas. En el exterior, las obras han consolidado el matacán, que es el anillo circular que corona la parte superior de la misma, y las almenas en las que se sustenta, así como el suelo de la azotea y el torreón.
En el interior se han rehabilitado cuatro salas y la olla, que era el antiguo aljibe del castillo, así como 15 peldaños de la escalera que se encontraban en mal estado. Las paredes de estas salas se han saneado con chorro de arena a baja presión y en ellas se han dejado al descubierto los grafitos grabados en la piedra por los prisioneros que habitaron en el castillo. Estas inscripciones, que se datan entre el XVII y el XVIII, dan nombres y fechas de los cautivos, también representan cruces, zapatos y corazones y, sobre todo, barcos. También se ha instalado una nueva carpintería en ventanas y puertas aunque se han conservado los herrajes antiguos y se ha puesto a punto la recogida de aguas. Carmen Feliu explicó ayer que la torre se abrirá al público con grupos reducidos y que se estudiará un proyecto museístico para las salas.