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«Sex Shop», un vodevil para cuatro actores al borde de un ataque de nervios

JAIME LÓPEZ
«Sex Shop» es el título -de escasa relación con el argumento de la comedia del delirante vodevil que su autor, el escritor, director de cine y teatro y actor mallorquín Martín Garrido (Palma, 1952), presenta todos los fines de semana en el restaurante-espectáculo de S'Escorxador, de Palma, bajo la dirección de su hijo Martín Garrido Barón.

Cuatro intérpretes, Silvia Barceló, Manuel de Teba, Joan Torrens y «Miki», en una impagable creación trasuntizada de asistenta de casi dos metros de altura, sostienen durante una hora y cuarto todo el peso de una amable -nunca feroz- sátira a los vicios privados y miserias públicas de lo que no dudaríamos en calificar «una familia requetebién venida, no a menos, sino a mucho peor».

La representación del debut como escenógrafo de Garrido júnior resulta atípica desde el mismo ambiente en el que tiene lugar una bien condimentada espera a manteles para el público y el desarrollo de la hilarante obra en un solo acto.

Casi mil personas vienen acudiendo desde el pasado 2 de marzo, fecha del reestreno de «Sex Shop» en Palma, al selecto resopón que la dirección de «Es Pòrtic» de S'Escorxador ofrece a un público que sabe de buena gastronomía mallorquina y confía en que el teatro hecho en Mallorca, por mallorquines, pero para espectadores de cualquier latitud, abandone los trillados caminos que ha seguido en los últimos cuarenta años.

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