El 18 de febrero de 1991, tal día como hoy, murió el filólogo Francesc de Borja Moll. Un hombre crucial para las letras catalanas por su labor de continuación del «Diccionari de la Llengua Catalana», iniciado por Mossèn Antoni Maria Alcover a principios del siglo XIX.
Mañana, a las 13.00 horas, la Conselleria de Cultura del Govern ha organizado una ofrenda floral en el Cementiri de Palma, donde reposan los restos de un hombre que creyó firmemente en la lengua propia de las Balears en los tiempos más duros de la prohibición franquista. Se espera que asistan representantes de la instituciones más destacadas de las Islas.
Sus hijos, el músico Joan Moll y el editor Francesc Moll, coincidieron en señalar la «calidad humana» de su progenitor. «Era una persona que siempre sugería, nunca imponía. Tenía una gran afición por la música. Muchas veces tocábamos al piano a cuatro manos», dice Joan.
Francesc señaló que «era un padre y al mismo tiempo un amigo. Siempre tenía a punto una sonrisa, una atención». En el año 1926, Alcover comenzó la redacción del primer tomo del Diccionari, una tarea que le llevó cuatro años. En 1930 se publicó el primer tomo, pero dos años después el vicario falleció, dejando expresamente la tarea a su discípulo más aventajado, Francesc de Borja Moll, que había empezado a colaborar en el proyecto en el año 1921. Éste inició la redacción del segundo tomo, que vio la luz en el año 1935. La Guerra Civil interrumpió la publicación de la magna obra. «Lo más admirable de mi padre, "dice Francesc", fue que estuvo 14 años trabajando intensamente en la realización del Diccionari con muy pocas esperanzas de publicarlo, debido a la prohibición franquista».
Sin embargo, en el año 50 las cosas cambiaron. Entre esta fecha y 1962 Borja Moll realizó los ocho restantes. En el 66 y el 68 se actualizaron los dos primeros. Fueron 47 años dedicados a esta magna obra.