La restauración de la Torre del Homenaje ha sacado a la luz restos cerámicos del siglo XVII, así como una colección de pipas, restos de comida y dados de hueso. Este material, que ahora tiene que ser estudiado, permite datar en el siglo XVII el momento en el que la olla o aljibe de aguas pluviales, que se encuentra en la parte baja de la torre, cambió su uso original como depósito de agua para convertirse en prisión.
Los restos de vajilla, platos, fuentes y jarras, algunos de cerámica de Inca, así como las pipas, también de cerámica y labradas, se hallaron en el último tramo de un canal que recorre el muro de Levante por el interior, desde el bajo hasta la tercera planta, finalizando en un portal gótico y abovedado que apareció tapiado. Según Magdalena Rosselló, directora del complejo del Castell, este canal permitía trasportar el agua por el interior de la torre y fue cegado cuando la olla pasó a ser prisión.