«A la compañía Sa Boira le gusta el riesgo, la puesta en escena y que el montaje sea profesional, entrar en esa dinámica de calidad. Nunca dicen que no, el caso es hacer teatro». Así se expresaba Reyes Lluch, jefa del departamento de Promoción Cultural y Deportiva de la ONCE, que asistió al estreno de «El señor de Pigmalión» en el Teatre Principal.
Reyes Lluch se trasladó desde Madrid para animar a los actores invidentes de Sa Boira que abordaban un complejo montaje junto a sus colegas de la compañía canaria Antígona y, con ese motivo, habló del movimiento teatral de la ONCE, surgido en los años ochenta, del que comentó que «es único en el mundo». «Detectamos que era una actividad que a los ciegos les gustaba mucho por lo que se creó un marco normativo que regulara estas actividades, se contrató a directores profesionales para las compañías, se organizaron talleres de formación, se montó un plan de ensayos y difusión y se organizaron muestras de teatro».
Este modelo teatral agrupa a 450 personas y 25 compañías. Lluch reflexiona sobre el éxito de la actividad entre los afiliados. «Es algo que se hace voluntariamente, así que creo que se sienten realizados. Los ciegos también tenemos derecho a desarrollar nuestras capacidades creativas y el teatro es una vía». «Tanto Sa Boira como Antígona son dos pilares del teatro de la ONCE», dijo. Un aspecto más novedoso es el que se refiere a los talleres infantiles. «El trabajo lo basamos en el juego dramático, lo lúdico y la comunicación. Como ahora los niños ciegos están en educación integrada se relacionan menos con otros niños ciegos y mediante el teatro pueden encontrarse con los que son iguales a ellos», apuntó.