El homenaje que, tiempo atrás, se anunció para recuperar la figura del escritor, periodista y dibujante Miquel Àngel Colomar comienza a tomar forma. Sa Nostra será el espacio donde, en torno al mes de abril, se recreará el universo personal de esta destacada, aunque marginal figura, de la sociedad mallorquina de pre y postguerra. El homenaje consistirá en la reunión de objetos, manuscritos y pinturas del intelectual, cedidos por su albacea, Àngel Gil.
La aparición en el mercado de «Polly quiere una galleta», la novela inédita del autor, será el punto álgido, poniendo fin a un periplo iniciado en el momento mismo del nacimiento de la obra.
Eran los años de inmediata postguerra. Colomar, recién salido de su encierro de censura implacable. Las labores más duras como la de la vigilancia nocturna o la limpieza en la fábrica lechera Imsa eran su única vía de subsistencia cuando su firma era absolutamente vetada en la prensa y sólo la idea de editar una obra suya era una provocación.
En este clima de absoluta libertad creativa, sin las constricciones de una publicación que no llegaría, Miquel Àngel Colomar pone en marcha toda su fantasía para tramar una novela inglesa que ironizaba sobre la narrativa de humor inglés.