Familiares, amigos, autoridades y artistas acudieron ayer a la Seu para despedir al creador Aligi Sassu, fallecido el pasado lunes en su casa de Pollença. Sassu fue incinerado ayer en Bon Sosec y sus cenizas serán esparcidas en el mar, entre Cerdeña y Mallorca, y también depositadas en la capilla de San Giussepe, en Lugano.
Un emotivo funeral, oficiado por el canónigo Antonio Pérez Ramos, a quien asistió el padre Antonio Fullana, fue el homenaje que le rindieron quienes disfrutaron con su obra y respetaban su persona. Hoy, a las 20.30, en la iglesia de la Mare de Déu dels Àngels de Pollença, se oficiará otra ceremonia religiosa.
Si la música acompañó el responso que tuvo lugar en Bon Sosec, un acto íntimo en el que sonaron fragmentos de «Cavalleria Rusticana», «La Traviata» y el «Ave María» de «Otelo», en la Seu fue el canto gregoriano. Pérez Ramos, que pronunció una cálida homilía, se refirió a Sassu: «Es justo rendir tributo a los grandes creadores de belleza, a los hombres de bien que cultivaron los derechos humanos y lucharon por ellos». En la Seu se encontraba el presidente del Govern, Francesc Antich; la presidenta del CIM, Maria Antònia Munar; la vicepresidenta del CIM Maria Antònia Vadell; la delegada del Gobierno, Catalina Cirer; el vicecónsul de Italia, Carlo Montaldo; el conseller de Cultura del Govern, Damià Pons y la concejala de Cort Carmen Feliu.