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Muere José Àngel Valente, el poeta de la mística y el silencio

El escritor Premio Príncipe de Asturias de las Letras, falleció ayer en Suiza a los 71 años de edad

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El poeta José Àngel Valente, premio Príncipe de Asturias, Nacional de Poesía y Reina Sofía, falleció ayer en una clínica suiza como consecuencia una larga enfermedad. El poeta orensano contaba 71 años de edad y esta considerado como uno de los más importantes poetas contemporáneos. Desde hace años residía en Almería y será enterrado, en fecha aún por decidir, en su ciudad natal de Orense, donde reposan los restos del hijo, el padre y la madre del escritor, recientemente fallecida.

La muerte del escritor ha suscitado un profundo pesar en el mundo de las letras en general, a pesar de que la noticia era esperada por el agravamiento de su enfermedad. Pesar particularmente relevante en su tierra Galicia, tanto en círculos institucionales como académicos o literarios, que le consideraron uno de los principales poetas del siglo. José Àngel Valente, que el pasado año fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Santiago, en la que estudió, había donado su biblioteca de 7.000 volúmenes a la institución compostelana a raíz de esta distinción. El rector de la Universidad de Santiago, Darío Villanueva, recordó que la institución contará a partir del próximo mes de octubre con una cátedra de poesía estética dedicada al poeta orensano. El alcalde de Orense, Manuel Cabezas, destacó la «pérdida irreparable» para las letras españolas que supone la muerte del escritor y para la propia ciudad en la que nació el escritor, a quien calificó de «orensano universal».

José Àngel Valente (Ourense, 1929) cursó estudios de Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela, pero en 1948 se desplazó a Madrid para estudiar Filología Románica, carrera en la que se licenció con premio extraordinario. Después de impartir clases de español en la Universidad de Oxford, Valente se trasladó a Ginebra en 1958, donde trabajó como profesor y traductor de organizaciones internacionales. Posteriormente se asentó en París, ciudad en la que dirigió un servicio de la Unesco. En 1986 regresó a España, en concreto a Almería, compaginando la residencia en esta ciudad andaluza con estancias en Ginebra, al tiempo que siguió vinculado a la docencia como profesor visitante de diferentes universidades.

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