Proyectos, proyectos y más proyectos. Por falta de objetivos que no quede. Esta parece ser la filosofía con la que Carlos Rubio (Vigo, 1947), médico de profesión y gestor musical por devoción, ha asumido su tarea como gerente de la Orquestra Simfònica de Balears, cargo para el que fue nombrado por la Fundació Pública de les Balears per a la Música el pasado mes de marzo.
Ampliar sus grabaciones; buscar patrocinadores privados; difundir al máximo sus actividades musico-didácticas; captar cada vez más público; prestar mayor atención al conocimiento de la Simfònica por parte de los jóvenes; crear grupos de cámara; extender el número de conciertos para niños en escuelas, espacios públicos o cualquier otro tipo de recinto apto para la acústica; hacer de la música algo también divulgado por expertos en la materia; incrementar la dedicación a la orquestación de compositores insulares y nacionales que no han accedido al gran público; orientar igualmente las interpretaciones de música contemporánea; extender la geografía de actuaciones de la Orquestra dando el salto a la Península, Europa y el resto de continentes...
El que fuera durante diez años gerente de la Sinfónica de Valladolid relaciona propuestas de futuro y parece que nadie podría pararle en la promoción de iniciativas que hagan realidad su sueño de "que la Orquestra de Balears sea la mejor, o al menos una de las mejores de España; que llegue a ser conocida en todo el mundo, pero sobre todo muy querida por el público de las Islas. Desde que acepté el cargo de gerente, no persigo cosa mas importante sino que el pueblo balear siga, escuche, quiera y admire a su Sinfónica.
Los proyectos no son nada sino se hacen realidad. Y ahí está la invitación de la discográfica, Albany Records, para que los setenta y cinco profesores de la que hace diez años tomó el relevo de la extinta Orquestra Ciutat de Palma, graben para esa multinacional el Concierto para Piano y Orquesta de Schelling.