Joan Pons (Ferreries, 1960) acaba de publicar «El laberint de les girafes» (editorial Proa), una recopilación de siete relatos con los que ha conseguido un considerable éxito de crítica y público. Se trata de su tercera obra publicada después de «No cregui el que diuen de mi» (1991) y «Nàufrags» (1993), antesala de la novela que le conferirá la madurez literaria y de un libro de relatos, «Homes sols», que Proa publicará después del verano.
"Lo primero que llama la atención de este libro es el
título, que contiene un gran sentido metafórico.
"Así
es. Con él quiero representar una serie de girafas perdidas en un
laberinto del cual, gracias a su altura, podrían, en teoría, ver la
salida. Pero o no son capaces de verla, o no saben interpretarla.
Es el desconcierto moral del hombre actual, ya que tenemos mucha
información y, sin embargo, sabemos poco. Las cosas importantes las
seguimos ignorando, como los hombres primitivos. Mis personajes
están desconcertados, no están seguros de sí mismos, tienen unos
ideales locos que les llevan por el mal camino.
"Algún crítico ha calificado su última obra como «una
novela memorable sobre la memoria».
"Es una metáfora
sobre la memoria, sobre la importancia de recordar y la obligación
de olvidar. No sólo aparece la memoria como una acumulación de
datos y de erudición, sino también como la importancia de olvidar
para saber las cosas que son importantes. Hoy tenemos mucha
información y cada vez resulta más relevante saber lo que es
importante y lo que no.
"Eduard Pelegrí, uno de los personajes, pierde la
memoria viendo la televisión. ¿Cómo influyen los medios masivos en
su obra?
"Estamos invadidos por la información y ahí
está la importancia de la limpieza. Por un lado, encontramos la
cultura universal, que nos transmite la tele. Por otro, la memoria
que me he formado en Menorca, más rural, popular, donde las
rondalles tienen mucha importancia. Mi obra parte de estas dos
culturas, pretendiendo fusionarlas. Me interesa mucho esta
isla-ciudad de la que habla Miquel Barceló. Mezclar la cultura
global con la local.
"¿Qué paralelismo establecería entre la familia Pelegrí
y los Buendía que mitificó Gabriel García
Márquez?
"La gente ha visto mucho a García Márquez en
«El laberint de les girafes», pero a mí me gustaría destacar la
presencia de Juan Rulfo, quien influyó en el primero. Intento que
mi literatura sea real, ya que, en el fondo, somos hombres
culturales. Hemingway, por ejemplo, iba a cazar leones, cosa que no
hacen los hombres de hoy. Por esto, intento que mis personajes de
ficción sean tan reales como un ser cualquiera. Los personajes de
García Márquez, Rulfo o Salinger forman parte de mi memoria y los
utilizo como si hubieran existido de verdad.