La carpa del Castell de Bendinat se quedó ayer pequeña para acoger a las más de 400 personas que quisieron vivir en directo la emoción de una subasta de la casa Christie's.
Los muebles y objetos de arte que hasta ahora vestían el palacete de Can Puig y el propio Bendinat hallaron en la sesión de ayer una acogida extraordinaria, según los responsables de la firma, hasta el punto de que todos los lotes fueron adjudicados, superando, en la mayoría de los casos, los precios orientativos marcados por los expertos. Alemanes, franceses, ingleses, italianos y, sobre todo, españoles, especialmente mallorquines, aguantaron pacientemente horas y horas, muchos de ellos de pie, en los pasillos, con el fin de hacerse con el objeto deseado o, al menos, de ver a quién iba a parar y a qué precio.
Camas, aparadores, lámparas, mesas y sillas, pero también decorativas cajas, candelabros, cornucopias, braseros, candeleros y baterías de cocina encontraron comprador pese a su elevado precio, poniéndose de manifiesto el interés que, tanto en nacionales como en extranjeros, despierta el estilo mallorquín.
Catálogo en mano, los asistentes intentaron seguir en todo momento el ritmo marcado por el subastador, quien atendía no sólo las pujas que se realizaban en la sala sino también las que iban llegando por teléfono desde distintas ciudades del mundo y las que se habían enviado con anterioridad por escrito.