El presidente ejecutivo de la Fundación Bancaria BBK, Xabier Sagredo, ha defendido este martes, tras recoger el premio Ekonomistak Saria 2024 concedido por el Colegio Vasco de Economistas, «la obligación moral y profesional» de las empresas de conjugar «sostenibilidad y productividad». «Es nuestra responsabilidad invertir con principios en un territorio como el nuestro y generar riqueza», ha afirmado.
Sagredo ha sido reconocido por su «destacada contribución» al bienestar social y al arraigo territorial de Kutxabank, «impulsando un modelo de competitividad sostenible alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible».
El Colegio Vasco de Economistas premia anualmente a personas o entidades que han destacado por su contribución al desarrollo de la economía, fomentando valores empresariales, sociales o humanos. El premio se materializa en una escultura creada con este fin por el artista Juan Echegoien Echevarría.
Al acto, celebrado en el Atrio de Bizkaia Aretoa UPV/EHU en Bilbao, han asistido cerca de 200 personas del ámbito de la economía y la empresa, que han tenido la oportunidad de disfrutar de las voces del Coro de la UPV/EHU que han dado comienzo al acto con un solemne 'Agur Jaunak'.
Entre los asistentes se encontraban el viceconsejero de Economía y Fondos Europeos, Iñaki Ruiz Manzano, la diputada foral de Promoción Económica de la Diputación Foral de Bizkaia, Ainara Basurko, el alcalde de Bilbao, Juan María Aburto, el Vicerrector del Campus de Bizkaia, Gorka Moreno, el rector de la Universidad de Deusto, Juan José Etxeberria, y el director gerente de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Bilbao, Mikel Arieta-araunabeña, entre otros.
En su intervención, Xabier Sagredo ha señalado que hoy los «primeros espadas» de las compañías deben gestionar basándose en «estrategias a largo plazo». «Y debemos hacerlo en pro de la sostenibilidad de nuestras empresas, y entendiendo nuestra praxis diaria en un doble sentido, en un duplo: la sostenibilidad económica y la financiera, por un lado, y la sostenibilidad entendida como apuesta por el respeto ambiental, los derechos sociales y la gobernanza de las entidades y organizaciones por otro», ha añadido.
Esa «orientación estratégica de la actividad empresarial nos conduce un paso más allá», ha subrayado, para indicar que, «como en los buenos guisos, debemos considerar todos los ingredientes, tanto económicos como sociales, destinados a crear ventajas competitivas a futuro».
«Mimando su transición para demostrar empíricamente efectos positivos en todos los sentidos, incluida la rentabilidad a medio y largo plazo. Mostrando que a través de esos ingredientes tendremos el viento de cola frente a quienes no hayan recorrido este camino», ha apuntado.
Una receta que, además, «aportará a empresas y entidades más y mejor flexibilidad para afrontar problemas centrales, micro y macro, de nuestras economías», ha asegurado, para destacar «la competitividad y la productividad, factores que solo podrán optimizarse y desarrollarse con la investigación, el desarrollo y la innovación tecnológicas y la digitalización de procesos».
En esa línea, ha advertido que «solo será viable como sociedad si son metabolizados incorporando en su desarrollo conceptos como el humanismo, la ética y los derechos sociales».
Así, por ejemplo, ha señalado que, «desde el mismo núcleo de nuestra actividad empresarial, desde esa visión doble, desde ese duplo, podrá trabajarse la transición y evolución de nuevos skills, nuevas capacidades que hagan más eficientes a nuestras organizaciones».
«En fin, tal vez todo consista en que los primeros espadas de los grupos empresariales deberíamos ser capaces de diseñar estrategias a largo plazo, huyendo de los 'trénding topic', de lo rápido, de lo inmediato de las modas temáticas de quita y pon», ha valorado. Asimismo, ha remarcado que «tenemos la obligación moral y profesional de ir más allá e incorporar una mirada estratégica y de futuro».
En ese sentido, ha advertido que «ni la estrategia ni el futuro de nuestras economías pueden desligarse del impulso a nuevos modelos de crecimiento que conjuguen en la práctica la sostenibilidad y la productividad».
Sagredo ha instado a «tener siempre presente en nuestra gestión aquel gran axioma de la economía como disciplina científica en sí: la economía es, nada más y nada menos, que una ciencia humana».
Además, ha emplazado a actuar «con responsabilidad, creyendo en ese principio», porque cree «firmemente que es nuestra responsabilidad invertir con principios en un territorio como el nuestro y generar riqueza».
También ha invitado a seguir «generando y estimulando el círculo virtuoso de la actividad económica: sea crecimiento del PIB, por supuesto, pero también recaudación fiscal, empleo, el descubrimiento de nuevos ámbitos de actividad económica y empresarial, el estímulo de la demanda y, no menos importante, algo esencial en economía: expectativas y futuro».
Tras asegurar que «el futuro nos importa más que nunca en estos tiempos en que todo parece incertidumbre y en el que pretendidas soluciones a la incertidumbre en formato de atajo no son más que simplezas, en el mejor de los casos», Xabier Sagredo ha defendido que «la única receta que la ciencia económica puede continuar aportando valor central mirando al futuro es trabajo, rigor analítico, un sano equilibrio entre la prudencia y la audacia, colaboración y humildad».
«Recibir este premio me enorgullece enormemente, y si además estamos aportando nuestro granito de arena para compartir y trasladar al conjunto de la sociedad, a Bizkaia, a Euskadi, este nuevo modelo de hacer y de comprender el mundo actual, me produce una satisfacción indescriptible. Nuestra apuesta es firme», ha aseverado.
Sagredo ha manifestado que quieren «seguir avanzando en el diseño de un modelo más humano, y, en definitiva, un futuro moderno, innovador, pero también sostenible, más igualitario y justo».