La portavoz del PP en el Parlamento Vasco, Laura Garrido, ha asegurado que su partido no apoyará una reforma del Estatuto de Gernika basada en «un proyecto identitario nacionalista», tras lo que ha pedido al PNV que «abandone sus obsesiones» soberanistas.
Garrido, que ha comparecido ante los medios de comunicación en el Parlamento Vasco, ha advertido de que su grupo permanecerá «vigilante» para comprobar si las medidas que anuncian los consejeros del Ejecutivo en sus comparecencias ante la Cámara de la próxima semana se llevan finalmente a cabo.
La parlamentaria ha considerado que el PNV, que lidera el Gobierno Vasco de coalición integrado por la propia formación 'jeltzale' y el PSE-EE, está en una situación de «desgaste permanente».
Garrido ha denunciado que el PNV «no sale de sus propias obsesiones identitarias». En este sentido, ha criticado que el Gobierno liderado por Imanol Pradales permanezca «en un bucle absolutamente estéril».
La portavoz del Partido Popular en el Parlamento Vasco ha censurado, además, que el PNV haya «recogido el guante» de EH Bildu «para volver a hablar del nuevo estatus», en referencia al proceso para la reforma del Estatuto de Autonomía de Euskadi, aprobado en 1979.
Garrido ha advertido de que el PP no apoyará una reforma estatutaria que implique «un camino hacia la independencia», aunque ha asegurado que su partido «no tiene ningún problema» en actualizar el estatuto actual «de la forma establecida legalmente».
"obsesiones identitarias"
De esa forma, ha subrayado que el PP «no va a estar» en ningún acuerdo de reforma estatutaria basado en «un proyecto identitario nacionalista», por lo que ha emplazado al PNV a «dejar de lado» las «obsesiones nacionalistas identitarias» que, según ha dicho, tiene esa formación. Garrido, no obstante, ha precisado que el Partido Popular sí tiene previsto participar en el debate que pueda abrirse en el Parlamento en torno a la reforma del actual Estatuto.
En su intervención, la parlamentaria también ha advertido de la necesidad de que el Gobierno Vasco dé soluciones a «los problemas reales» de Euskadi, entre los que --según ha indicado-- se encuentra el precio de la vivienda, la «inseguridad», la «caída» de la producción industrial o del número de autónomos, y el «deterioro» de la calidad de la sanidad y la educación públicas.