El Centro de Interpretación de la Batalla del Alfambra, ubicado en la localidad turolense de Villarquemado, ha renovado recientemente su exposición con la llegada de nuevos objetos y materiales de la Guerra Civil Española, que aportan una visión más amplia de la Batalla de Teruel y la maniobra del Alfambra.
Las nuevas incorporaciones contribuyen a reivindicar el papel desempeñado por muchas mujeres de ambos bandos en labores sanitarias y de logística, tanto en las zonas de retaguardia como en las mismas trincheras, y explican con detalle los pobres medios y condiciones con las que contaban quienes asistían a los heridos en el campo de batalla.
«Las enfermeras juegan un papel fundamental durante la Guerra Civil, porque eran las encargadas de salvar la vida a los combatientes», explica en conversación con Europa Press la gestora de Acrótera y del Centro de Interpretación de Villarquemado, Sonia Górriz, para quien resulta «fundamental» conocer la historia. «Para ello es imprescindible no olvidar en ningún sentido y reconocer el papel jugado por las mujeres que trabajaban como enfermeras y quienes tejían mantas y calcetines para los movilizados al frente», apunta.
Testimonios de la crudeza de la guerra
Eso sí, «la guerra, avisa Górriz, no es amable, y una guerra civil mucho menos, porque enfrenta a gente que son casi hermanos». La advertencia llega para quienes vean como meramente anecdóticos objetos y documentos de un conflicto que en los detalles se revela en toda su crudeza: «Contamos con un libro que incluye declaraciones de enfermeras, que describen su labor y cómo recibían órdenes de los mandos para devolver al frente a soldados que se habían automutilado para escapar de allí. La orden fue tintura de yodo, venda y al frente, con lo cual, la mayoría morían por las infecciones y desangrados», explica.
La labor de confección y remiendo también tuvo su importancia, tal y como apuntado Górriz: «Uniformes llevaban unos cuantos, pero otros se ponían lo que tenían en casa y en la exposición se puede ver la clase de zapatos y alpargatas que usaban que, para un invierno como aquel de 1938, no eran precisamente los más adecuados».
El centro, que durante el mes de agosto abre sus puertas de miércoles a sábado de 11.00 horas a 14.00 horas y de 16.00 horas a 19.00 horas --los domingos en horario de mañana--, exhibe una multitud de objetos encontrados a la intemperie entre las trincheras, muestras de armamento cedido por el Ministerio de Defensa y numerosos objetos como uniformes, protecciones, armas, herramientas y documentos, de entre los que destacan una camilla de evacuación y una bomba de transfusión de sangre.
«La camilla llama mucho la atención e impresiona porque está manchada de sangre y ahí ves la realidad de la guerra, que no tiene nada de romántico como en las películas», comparte la gestora del centro turolense.
A esos objetos se unen ahora una importante colección de hebillas, insignias y pines identificativos, material sanitario de la época y nuevos uniformes de soldado y de dama auxiliar voluntaria.
Muchos de los materiales ahora expuestos como tesoros de la Guerra Civil acumularon muchos años posteriores a la contienda en los que sus poseedores les dieron unos usos de lo más variopintos, tal y como detalla la responsable del Centro de Villarquemado: «Tenemos una puerta de un camión que se conservó porque alguien la reutilizó como puerta de gallinero».
Una reutilización que explica por la situación que atravesó el país en el periodo de posguerra: «Estaba muy mal, muy machacado y resultó fundamental la optimización de los pocos recursos que había». Una nueva vida de muchos objetos bélicos que también se extiende al uso de espoletas como candelabros.
Villarquemado, la última carga de caballería triunfante
El escenario de Villarquemado y todo el área del río Alfambra atesora una gran relevancia en la Guerra Civil, según explica Górriz, puesto que «supone la última carga de caballería con resultado victorioso en una guerra moderna y la apertura de una brecha por la que el bando sublevado se acercase a la reconquista de Teruel».
«Es verdad que si no hubiese recibido el apoyo de la aviación, posiblemente no hubiese tenido tanta importancia y, luego en la Segunda Guerra Mundial también hubo cargas de caballería, pero evidentemente los caballos contra los carros de combate ya no tenían nada que hacer», aclara Górriz.
El Centro de Interpretación de la Batalla del Alfambra está sostenido por el Consistorio de Villarquemado y por las donaciones y labor de Alfonso Casas. Su tarea va más allá de la meramente expositiva y pretende convertirse en un punto para la difusión de los acontecimientos ocurridos en la Guerra Civil. De ahí que el Centro trabaje ya en las presentaciones de varios libros sobre el conflicto para los meses de septiembre y octubre. «Nos parece una buena iniciativa para poder darles un poco de eco porque al final lo que se quiere es conocer la historia, sea buena o mala. Pero hay que conocerla», ha finalizado diciendo Górriz.