El cantautor madrileño Pedro Pastor ha protagonizado la actuación de este sábado en el Festival Sonidos en la Naturaleza (SoNna), que organiza la Diputación Provincial de Huesca (DPH), en la ermita de la Ganza, congregando a unos 200 espectadores.
Pastor, acompañado de Álvaro Navarro (guitarra eléctrica, flauta y voces), desgranó su último trabajo, 'Escorpiano' y algunos de sus éxitos más conocidos, para terminar fundiéndose con el público cantando a capela 'Mariposa de noviembre', quizá la letra más recordada de su padre, el también cantautor Luis Pastor, han indicado desde la DPH.
El artista madrileño reconoció estar «muy a gusto» recuperando el formato en acústico y la cercanía del público en un concierto de pequeño formato. Solo le acompañaba un miembro de su banda 'Los locos descalzos', pero entre los dos lograron poner a bailar en varias ocasiones a las más de doscientas personas congregadas en el tramo final del espectáculo.
Asimismo, Pedro Pastor agradeció al SoNna Huesca el hecho de acercar la música a los entornos rurales y despoblados. «Creo que hay más espectadores aquí que habitantes hay en el pueblo, y eso se agradece mucho», añadió.
El hijo del cantautor, que empezó vendiendo sus maquetas en los conciertos de su padre a los 15 años, mostró este sábado en Calasanz una «madurez encomiable» para sus escasos 28 años, tanto en la escritura, en el discurso como en la forma de conectar con el público, al que transportó en una suerte de «sillita de la reina» en su recital, han agregado desde la institución provincial.
Sonaron y se bailaron 'Sapiens', 'Escorpiano' o 'Nada nunca es suficiente', y se disfrutó de la cumbia, el merengue o el funk, pero también la esencia de la canción de autor y su mensaje.
El salinar de naval bailará al son de caribefunk
El festival se traslada este domingo al recoleto escenario de las Salinas de Naval (Somontano de Barbastro) para recibir a los colombianos de Caribefunk. El concierto, previsto para las 20.30 horas, tiene ya el aforo completo, pero habrá de luchar con la fuerte competencia del fútbol.
Al paisaje salino periurbano de Naval llegan los Caribefunk, trovadores nómadas del Caribe, llevan once años de trayectoria musical «llena de vibras positivas que te harán bailar».
El Caribefunk ha publicado cinco álbumes de estudio y obtuvo una nominación a los Grammy latinos de 2020 con un proyecto que busca captar el espíritu de los ritmos del Gran Caribe, con una sonoridad de corte funk y una consciencia de sus orígenes africanos. Han creado con ello una suerte de nueva música a partir de la fusión entre ritmos afrocaribeños y afroamericanos en la que el funk, que ellos consideran afro descendiente, ejerce de hilo conductor.
Han recorrido más de 200 ciudades del mundo. Sus conciertos son una propuesta colorida cargada de baile y alegría. Tras El Caribefunk (2012), El Playaman (2014), Tunsé (2018) y Bitácora Parte 1 (2019) llega su último proyecto, Energía para regalar.
En él, Funk-cho Salas (etnomusicólogo) y Andrés Mordecai nos invitan a viajar desde su Cartagena de Indias natal a Cuba, Puerto Rico, Martinica, San Andrés y Guadalupe. El medio de transporte es el funk, el bullerengue, la cumbia y el porro, el konpa haitiano e incluso el soukous africano; los ingredientes que, dicen ellos, tiene el mestizaje colombiano.