El abogado penalista y doctor en Derecho Luis Romero, que representa a la familia del soldado Carlos León Rico, uno de los dos militares fallecidos el pasado 21 de diciembre durante unas maniobras en la base de la Brigada Guzmán el Bueno X de Cerro Muriano, en Córdoba, ha informado este miércoles sobre la evolución de las declaraciones de los testigos, en el segundo día de las mismas, resaltando que todos los testimonios «confirman que no había ninguna medida de seguridad».
«Aquello fue caótico» o «no sabíamos si faltaba alguien o no, aquello fue un descontrol» son algunas de las frases que han pronunciado los testigos, siempre según el letrado, que ha añadido que todos han coincidido en que la temperatura del agua era «extremadamente fría».
Romero ha añadido que, sobre la actitud del capitán Zúñiga en la noche de los hechos, los testigos han revelado que «dio una charla refiriendo que 'esto son cosas que pasan en la mili'», tras lo cual «se impactaron con estas palabras», pues han referido que «no fueron las palabras adecuadas ni el momento» y muchos de ellos han manifiestado que «no se le veía afectado».
Segundo día de comparecencias
El Juzgado Togado Central número 2 inició este martes una tanda de comparecencias testificales y periciales por videoconferencia en la causa que investiga la muerte el día 21 de diciembre del soldado Carlos León Rico, natural de El Viso del Alcor (Sevilla), y del cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar, natural de Adamuz (Córdoba), y en ellas los testigos han facilitado «detalles en profundidad» y «apuntan a los responsables».
Según explicó a los medios el abogado Antonio Granados, que representa a la viuda del cabo Jiménez, las declaraciones de este martes «prácticamente han corroborado lo que ya todo el mundo sabe, ya se ha manifestado y la prensa y la sociedad en general saben de lo que ocurrió aquel fatídico día», de modo que «los testigos corroboran lo que realmente pasó y han dado detalles más en profundidad».
En este sentido, ha aseverado que «apuntan a los responsables que ya se sabe», de manera que «los detalles que se han dado corroboran lo que ya consta en el atestado y en las declaraciones que ya se habían manifestado con anterioridad», ha remarcado, para precisar que han declarado seis y esta tarde lo hacen otros diez, mientras que este miércoles declaran 16 testigos más y los peritos son para el jueves.
Por su parte, el letrado Francisco Pérez Romero, que ejerce la acusación en nombre de los padres del cabo fallecido, indicó que «se ratifica todo», después de que los testigos «están dando detalles de todos los hechos producidos» en unas declaraciones «extensas, pero también muy complejas». «Se está desvelando todo lo que aconteció el trágico 21 de diciembre», ha asegurado.
Entretanto, el abogado Luis Romero, que representa a la familia del difunto soldado Carlos León Rico, difundió un escrito a modo de resumen de las 15 declaraciones de testigos efectuadas este martes, en el que advierte de que «los testimonios confirman los indicios de responsabilidad penal que pesan sobre los investigados». En concreto, sobre la temperatura del agua, ha contado que «en líneas generales, refieren que fue un auténtico caos lo vivido aquel día. Pocos fueron los que llegaron sanos a la otra orilla».
En relación a la cuerda utilizada, «coincidían en que no era una línea de vida, sino una cuerda guía, la cual se hundió con una profundidad tal, que hubo muchos soldados que incluso se llegaron a subir encima de estas en el agua».
Por otro lado, los testimonios apuntan a que «el capitán Zúñiga no se introdujo en el agua en ningún momento para auxiliar o socorrer a ningún participante. La mayoría de testigos refieren que sólo se metió hasta las rodillas y que se quedó todo el tiempo en la orilla», a lo que el abogado añade que «sólo uno o dos testigos han referido que se metió también para socorrer y auxiliar». Además, los testigos insisten en que «el mando más alto allí presente era el capitán Zúñiga, ninguno de los jefes se presentó allí ni siquiera tras lo ocurrido».
Por lo demás, los testigos no concuerdan en si los mandos dieron o no instrucciones sobre la mochila, pero «todos coinciden en que nadie ni ningún mando comprobó que estuvieran debidamente colocadas y estanqueizadas».