El consejero de Educación, Ciencia y Universidades de la Comunidad de Madrid, Emilio Viciana, cree que la nueva prueba de acceso a la universidad (EBAU) aprobada este martes por el Consejo de Ministros --y que volverá a llamarse PAU en el conjunto de España-- «no unifica nada, no armoniza nada y diluye los saberes», tras lo que ha enmarcado su anuncio en el reciente «fracaso electoral» del PSOE en las elecciones europeas del domingo.
«Está claro que después de este fracaso electoral, el PSOE está intentando hacer la competencia al Partido Popular y de paso desviar la atención con este proyecto de EvAU --nombre de la prueba en la Comunidad de Madrid-- común, que realmente no es común porque no se ha consensuado nada con las demás comunidades autónomas, ni tampoco ofrece ningún tipo de alternativa a los estudiantes, ya que no unifica nada, no armoniza nada y en el fondo diluye los saberes y rebaja los niveles de exigencia», ha censurado el consejero en declaraciones facilitadas a los medios.
Frente a este proyecto, el consejero madrileño cree que «sigue plenamente vigente» el proyecto del PP de hacer una prueba común, un proyecto en el que «ha participado activamente la Comunidad de Madrid» y en el que se mantiene «el nivel de exigencia» y se establecen «unos criterios comunes tanto de corrección como de niveles de exigencia», lo que «garantiza un acceso en igualdad de oportunidades para todos los estudiantes», ha concluido.
El Consejo de Ministros, a propuesta del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes, ha aprobado este martes la nueva Selectividad, que entrará en vigor en junio del año 2025 y que sustituye el nombre de EBAU por el de Prueba de Acceso a la Universidad (PAU).
En la nueva EBAU, las faltas de ortografía bajarán un 10 por ciento la nota en los exámenes y los alumnos podrán elegir entre distintas preguntas, aunque requerirán que hayan estudiado todo el temario, y se mantienen las preguntas tipo test.
En aquellos ejercicios en los que las preguntas o tareas propuestas requieran la producción de textos por parte del alumnado, la valoración correspondiente a la coherencia, la cohesión, la corrección gramatical, léxica y ortográfica de los textos producidos, así como su presentación, no podrá ser inferior a un 10 por ciento de la calificación correspondiente a la pregunta o tarea.
Sin embargo, el decreto de la nueva EBAU precisa que la aplicación de estos parámetros que bajan un 10 por ciento la nota por las faltas de ortografía y gramaticales «podrá flexibilizarse en el caso del alumnado con necesidad específica de apoyo educativo».
Características de los ejercicios
En la nueva prueba habrá un único modelo de ejercicio para cada materia. Los ejercicios de cada materia estarán estructurados en diferentes apartados, que, a su vez, podrán contener una o varias preguntas o tareas.
Se podrá incluir la posibilidad de elegir entre varias preguntas o tareas. Esta elección no podrá implicar en ningún caso la disminución del número de competencias específicas evaluadas, por lo que la opcionalidad «no implicará poder estudiar menos temario».
Habrá variedad de tipos de preguntas o tareas, en cuanto a tipo de respuesta. Algunas requerirán respuestas cerradas; otras, semiconstruidas y otras, abiertas. En cada uno de los ejercicios, la puntuación asignada al total de preguntas o tareas de respuesta abierta y semiconstruida deberá alcanzar como mínimo el 70%.
El número total de preguntas o tareas a resolver por parte del alumnado debe adecuarse a la duración total del ejercicio. La nueva EBAU tendrá en cuenta que el alumnado necesitará dedicar un tiempo significativo tanto a la lectura y al análisis de la posible documentación aportada (auditiva, gráfica, textual, etc), como al diseño de la estrategia para la resolución de las preguntas o tareas planteadas.
Las preguntas o tareas se contextualizarán en entornos artísticos, científicos, humanísticos y tecnológicos. Preferentemente, además, en entornos próximos a la vida del alumnado.
Para la resolución de la prueba, el alumnado deberá demostrar creatividad, capacidad de pensamiento crítico, reflexión y madurez. La resolución de los ejercicios o tareas deberá ser por escrito.
El real decreto de la nueva EBAU refleja que el alumnado podrá hacer uso de documentos o herramientas auxiliares, tales como diccionarios, calculadoras, formularios o tablas. El uso de este material estará, en todo caso, condicionado a las características de cada materia y a los criterios de evaluación aplicables.
Las comisiones organizadoras de la prueba establecerán los materiales de los que el alumnado podrá hacer uso, y, en su caso, el material que, en ningún caso, podrá ser utilizado.
Misma duración que en la anterior prueba
Al igual que en el anterior modelo de EBAU, cada uno de los ejercicios tendrá una duración de 90 minutos y se establecerá un descanso entre pruebas consecutivas de, como mínimo, 30 minutos. No se computará como periodo de descanso el utilizado para ampliar el tiempo de realización de las pruebas del alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo a los que se les haya prescrito dicha medida.
Tanto los elementos curriculares objeto de evaluación, como el número y el tipo de preguntas o tareas se adecuarán a la duración del ejercicio. A tal fin, se tendrá en cuenta que el alumnado necesitará dedicar un tiempo significativo tanto a la lectura y al análisis de la posible documentación aportada, como al diseño de la estrategia para la resolución de las preguntas o tareas planteadas.
Los alumnos que el próximo curso superen con éxito segundo de Bachillerato y se presenten a esta prueba, se examinarán de cuatro materias (Lengua y Literatura II, Lengua Extranjera II, la materia específica obligatoria de la modalidad cursada y de Historia de España o de la Filosofía), en el caso de las comunidades sin lengua cooficial. En aquellas CCAA con más de una lengua oficial, los estudiantes se examinarán también de Lengua Cooficial y Literatura II (cinco materias en total).
Además, quienes deseen mejorar su nota de admisión podrán examinarse de hasta cuatro materias más, que serán elegidas por el alumno. Serán materias distintas a las de la fase de acceso, podrán ser de modalidad, cursadas o no, la materia común no realizada en la fase de acceso (Historia de España o de la Filosofía) y una segunda lengua extranjera. En caso de querer examinarse del número máximo de materias (cuatro), una de ellas deberá ser obligatoriamente este segundo idioma.
Las comisiones organizadoras de las pruebas asegurarán la aplicación de criterios específicos de corrección y calificación, así como la aplicación de un mismo procedimiento de revisión en todo el territorio.
En cuanto a las calificaciones, no hay ningún cambio. La nota de la prueba se calculará haciendo la media aritmética de cada uno de los ejercicios. Será un valor entre 0 y 10 puntos con tres cifras decimales y la nota mínima es un 4.
La nota de acceso a la universidad se calcula sumando el 60% de la nota media normalizada de Bachillerato y el 40% de la calificación de la prueba de acceso. También tendrá un valor de 0 a 10 con tres decimales y la mínima necesaria será un 5.
En la fase de admisión se sumarán a esta nota de acceso las dos mejores calificaciones ponderadas de las materias que cada universidad determine.