Consultar el 'Censo de Pecheros', elaborado en 1528 bajo el reinado de Carlos I, ofrece la posibilidad de emprender un viaje por los cambios que, a lo largo del tiempo, han sufrido los topónimos de los municipios de la Comunidad de Madrid, así como sus territorios, con la transición de Porquerizas a Miraflores de la Sierra como uno de los ejemplos más llamativos.
Porquerizas, hoy Miraflores de la Sierra, era por aquel entonces una aldea rodeada por montañas llenas de guaridas de jabalíes (puercos). Cuenta la leyenda que el cambio lo impulsó en 1627 Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV, que exclamó al pasar por el lugar «¡Mira, flores!».
Así, algunos topónimos madrileños han permanecido impasibles al paso del tiempo, mientras que otros prácticamente son irreconocibles en la actualidad, tal como se puede apreciar en el documento del censo, cuya consulta está disponible en el Instituto Nacional de Estadística (INE).
La distribución territorial a principios del siglo XVI era muy diferente a la que se conoce actualmente. De los 179 municipios que conforman la Comunidad de Madrid, tan solo 26 estaban bajo la autoridad de la villa de Madrid en 1528.
Por aquel entonces, ésta no ostentaba la capitalidad de España --Felipe II la fijó en 1561-- y compartía la jurisdicción con Ávila, Guadalajara, Toledo, Segovia, la Mesa Arzobispal de Toledo, la Orden de Santiago (Ocaña) y también con la propia Corona.
Reinaba en España desde 1516 Carlos I, también emperador del Sacro Imperio Romano Germánico a partir de 1520 bajo la denominación de Carlos V. Durante su mandato, ordenó elaborar el 'Censo de Pecheros' para conocer con mayor exactitud el número de personas que habitaban entonces el país, con el objetivo de poder estimar la cantidad que debía recaudar la Corona de los tributos del pueblo en concepto de 'Los Servicios a su Majestad'.
Se denominaban pecheros a todos los vecinos obligados a pagar este impuesto al rey, del que estaban exentos Nobleza e Iglesia. Cada pechero representaba a una familia y aquellos que podían abonar la parte completa del pecho se denominaban 'Enteros'. Por otro lado, las viudas, los menores, los pobres, los menesterosos o los que no podían pagar este impuesto contaban en ocasiones en este registro como «medio vecino».
El documento, disponible para su consulta en el Instituto Nacional de Estadística (INE), muestra además cómo ha evolucionado la denominación de los municipios madrileños desde el año del censo, 1528, una transición que también ha recogido la Comunidad de Madrid, a través de su Instituto de Estadística.
Puebla de la mujer muerta, porquerizas, fresneda o choças
De este modo, el 'Censo de Pecheros' permite visualizar con claridad los cambios sufridos. Junto a Miraflores, otro caso llamativo es el de San Lorenzo de El Escorial. En 1528 su denominación era Fresneda, vinculada posiblemente a la vegetación que rodeaba la aldea en la que predomina mayoritariamente el fresno.
San Lorenzo el Real nace como un monasterio de monjes de la orden de San Jerónimo, cuya iglesia sirviese como panteón del Emperador Carlos V (también conocido como Carlos I) y su familia. Su hijo, Felipe II, sería el encargado de rubricar la carta de fundación del monasterio de San Lorenzo, iniciando así la futura ruptura con el antiguo Escorial.
Choças o Chozas ocupaba en 1528 el lugar en el que los pastores segovianos asentaron estas construcciones tras la reconquista. Esta denominación continuaría imperturbable hasta hace muy poco, ya que no sería hasta 1959 cuando Chozas de la Sierra se convertiría finalmente en Soto del Real, por su abundante vegetación y su cercanía a Manzanares El Real.
Por su parte, el actual término municipal de Puebla de la Sierra ha sido conocido hasta la mitad del siglo XX por Puebla de la Mujer Muerta, el mismo nombre con el que se recogió en el 'Censo de Pecheros' de 1528, y cuyo origen estaría relacionado con la forma que componen los cerros que rodean la villa y que recuerdan a la silueta de un cuerpo femenino tendido.
Como parte de su historia, los municipios que hoy conforman la Comunidad de Madrid también han 'perdido' algunas denominaciones que sí aparecían en el censo de 1528, bien por la fusión con otros territorios, bien por su adhesión o cambio de ubicación.
Perales y Corita (Getafe), Degollados (Robledo de Chavela) o Pesadilla (San Sebastián de los Reyes) son solo algunos ejemplos.