La entidad Minera Los Frailes, sociedad instrumental de la alianza empresarial conformada entre Grupo México y Minorbis para la reapertura de la famosa corta minera de Aznalcóllar (Sevilla), ha defendido este miércoles que prevé «una estación depuradora de agua de última generación, que se une a la promoción de una nueva red de infraestructuras para la gestión hídrica del proyecto»; y así «resolver definitivamente el problema generado por los pasivos ambientales heredados de la antigua operación minera».
En un comunicado, la empresa Minera los Frailes ha reaccionado a las insistentes advertencias de los grupos ecologistas, según los cuales el proyecto implica «verter un total de 85.520 millones de litros de aguas contaminadas con metales pesados, durante 18 años y medio, frente al estadio de la Cartuja», con destino al Estuario del Guadalquivir y con efectos a un entorno declarado como Zona de Especial Conservación de la Red Natura 2000.
Se trata, según los ecologistas, de metales como arsénico, cadmio, cobre, cromo, mercurio, niquel, plomo, selenio y zinc, entre otros metales contaminantes«; considerando que »no se ha aprendido nada" de la catástrofe natural acontecida en 1998 como consecuencia de la fractura de la balsa de residuos de metales pesados del complejo minero de Aznalcóllar, explotado entonces por Boliden-Andaluza de Piritas S.A. (Apirsa).
Frente a ello, la empresa ha alegado que ha «elevado la inversión global del proyecto a lo largo del proceso de tramitación en 100 millones de euros, hasta rozar los 450 millones, para incluir »una estación depuradora de agua de última generación, que se une a la promoción de una nueva red de infraestructuras para la gestión hídrica del proyecto«; y así »resolver definitivamente el problema generado por los pasivos ambientales heredados de la antigua operación minera".
«El entorno minero de Aznalcóllar engloba una serie de elementos mineros abandonados heredados de explotaciones anteriores, que han supuesto durante los últimos años un problema para la sociedad y para la Administración Pública, especialmente por la gestión del agua», afirma Miguel Ángel González, director de operaciones de Minera Los Frailes.
«El agua de lluvia se contamina actualmente al contacto con las casi 500 hectáreas de escombreras mineras, haciendo necesaria su depuración para su devolución al dominio público. Esta realidad es un problema ambiental existente y muy poco conocido por la sociedad, que ha sido, es y será independiente a la existencia del propio proyecto minero, que se diseña precisamente como la solución óptima para la resolución de este problema de forma sostenible», sostiene González, asegurando que la empresa va a materializar «la solución real más completa y definitiva a todos los problemas ambientales existentes desde hace 26 años en el complejo minero abandonado».
Así, ha insistido en que la reactivación de la mina «es plenamente respetuosa y compatible con el mantenimiento de la calidad del agua del Guadalquivir y no compromete ninguna de las actividades que se realizan en el entorno de su cauce», cumpliendo «rigurosamente con la normativa europea de calidad ambiental de aguas superficiales, una de las más exigentes del mundo».
«El proyecto cumple con los requisitos de minería moderna con reducción del impacto ambiental, desarrollo de una economía circular y compromiso con la comunidad del entorno, cumpliendo con el impulso de desarrollo sostenible y uso de las mejores técnicas disponibles», sostiene Miguel Ángel González.
Se trata, según ha precisado, de un minado de interior que evita el impacto visual de la minería desarrollada hasta ahora en el entorno. «Está pensado para generar la menor huella hídrica posible, valorizando el agua de pasivos para el consumo del proceso metalúrgico. También se elimina la existencia de presas de lodo al aprovecharse éstos en el relleno de la mina interior y la restauración de la corta de Aznalcóllar».