Las placas que dan vida al callejero de Madrid parten desde una fábrica de Aranjuez y llegan a la ciudad para identificar más de 60.000 puntos de la capital, formando parte del paisaje con su característico azul Pantone 2757C.
El delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento, Borja Carabante, ha visitado precisamente este miércoles el lugar en el que 'nacen' estas placas, API Fabricación, en Aranjuez, para conocer de primera mano su proceso de elaboración.
Madrid cuenta con dos tipos de rótulos. Unos son de cerámica, que se encuentran instaladas en los recintos históricos de Madrid, en edificios más singulares y en el centro de la ciudad,con el nombre del enclave y acompañado de un dibujo.
En esta planta se fabrican las otras insignias, las de chapa de aluminio o de acero en fondo azul, y su fabricación comprende un proceso de limpieza, imprimación, pintura y horno. Los 85 empleados de esta planta cuentan con un sobresaliente en buen pulso, puesto que de forma manual son los responsables de rotular en color blanco los nombres de las calles con su fuente Gill Sans MT Condensed, al igual que el escudo municipal.
Madrid fabrica una media de 370 placas al año y sustituye 612 por robo, deterioro o vandalismo. En 2023, el Ayuntamiento de Madrid procedió a la instalación de 247 placas azules en viales nuevos, a la sustitución de otras 627 y a la limpieza de 20. También el pasado año, se instalaron cuatro nuevas placas cerámicas en el centro de la ciudad. Estas actuaciones tuvieron un coste total de 103.627 euros.
«En este momento están refabricando aquellas placas que se refieren a Plaza de Arteixo, a Xinzo de Limia, a Mondariz, y a las otras calles del barrio del Pilar ya que, de manera periódica, se van analizando distintos barrios y se van reponiendo aquellas que están en mal o están vandalizadas o están en mal estado», ha explicado Carabante durante la visita.
Una diosa, un músico icónico o un histórico locutor de radio
Las calles de Madrid cuentan historias, y lo cierto es que todas cuentan con su placa. De hecho, hay que remontarse a la primera mitad del siglo XIX para presenciar la instalación de los primeros rótulos de la ciudad. En concreto, el 2 de julio de 1834 se publicó una Real Orden que alumbraría una reforma según la cual las calles se numerarían cada una independientemente, partiendo desde la Puerta del Sol. Un año después se presentó el Cuadro Alfabético de los nombres de las calles y plazas de Madrid.
«A partir de ahí ha habido distintas normativas, la última es de 1980 actualizada en el año 2004 donde se establece el procedimiento para dar una calle a una persona o a una instalación o a un recinto, que establece que el procedimiento es en aprobación en el Pleno de la Junta Municipal y luego, por supuesto, a través del área de Urbanismo, donde se incorpora el inventario y ya se lleva a cabo la fabricación de la misma», ha destacado Carabante.
Algunas de estas placas dan nombre a enclaves como la Plaza de Cibeles, la mítica diosa que engalana y protagoniza uno de los puntos neurálgicos de la capital. Otras llevan menos tiempo en el callejero, como la que se encuentra instalada en la glorieta del distrito de Moncloa-Aravaca y que recuerda al histórico locutor de radio, Pepe Domingo Castaño.
Además, hay un nombre en el callejero que ha obligado al Ayuntamiento a reubicar su placa tras varias desapariciones. Se trata del Paseo de John Lennon se ha quedado sin su insignia en varias ocasiones al convertirse en un trofeo para algunos de los seguidores del componente de 'The Beatles'.
En este sentido, el número de placas robadas o vandalizadas corresponde prácticamente al 100% con el de las unidades que el Ayuntamiento de Madrid se ve obligado a sustituir (fueron 627 en el año 2023).
Las placas, al detalle
El coste de cada una de estas placas es de 100,33 euros y su tamaño oscila entre los 450 mm. y los 1.200 mm. Este ancho se va ampliando, en función de la extensión de la denominación de la vía, de 50 en 50 mm. El alto de la placa es de 250 mm.
El espesor de su capa de lacado es superior a 60 micras y esto garantiza unas óptimas condiciones técnicas, minimiza su envejecimiento y garantiza una pérdida mínima del tono y brillo a lo largo del tiempo. Además, confiere a la chapa una superior resistencia a la abrasión, a la erosión ambiental y a una manipulación indebida provocada por arañazos, golpes o ralladuras.
La chapa es sometida a un pretratamiento químico que aumenta su protección anticorrosiva. Adicionalmente se aplica un tratamiento ante eventuales actos vandálicos, consistente en una capa de barniz antigrafiti de alta calidad, que confiere a la placa brillo y una protección adicional frente a los agentes atmosféricos.
Las placas son dobladas en los bordes con un ángulo de 90º y presentan esquinas rectas, libres de rebabas o elementos cortantes. Irán además provistas de sus correspondientes agujeros, 4 o 6 en función de la longitud de la denominación para la fijación de la placa mediante tacos y tornillos en paramento vertical.
Placas y señales para toda españa con sello ribereño
En la planta que API Fabricación posee en Aranjuez no se elabora únicamente las placas del callejero madrileño, sino que crean insignias con los nombres de calles de localidades de toda España. Además, también se encargan de dar forma a las señales de tráfico que se encuentran los conductores día a día en las carreteras.
«Como dato curioso, la señal más grande que hay en la ciudad de Madrid de tráfico cuenta con 130 metros cuadrados, y está ubicada en el nudo norte que es la que señaliza la carretera de Colmenar. 130 metros cuadrados es más que la gran mayoría de las viviendas de Madrid y por tanto da prueba del tamaño que muchas veces tienen esta señalización», ha indicado el delegado.