El exministro de Industria, Turismo y Comercio Miguel Sebastián ha considerado que la solución a los problemas que tienen los agricultores y ganaderos está «en manos europeas» y ha defendido que a la Política Agraria Común (PAC) «hay que pegarle una revisión y modernizarla».
En declaraciones a Europa Press antes de participar en Zaragoza en una nueva sesión de 'Diálogos para el Desarrollo', donde ha debatido, junto al exministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, sobre las tendencias económicas globales y la influencia de la polarización política, Sebastián ha opinado que «hay una parte en la que los agricultores tienen razón».
Eso sí, ha recalcado que es un «error» apuntar hacia el Gobierno español porque la solución de los problemas en los que tienen razón está «en manos europeas».
Así, ha citado la igualdad de trato, la reciprocidad en el comercio o las ayudas que puede recibir el sector primario, que en otros países está «claramente subvencionado» y en la UE no lo está, «a pesar de la PAC». No obstante, ha apuntado que hay que esperar a los nuevos presupuestos comunitarios, que «no se pueden cambiar» hasta 2027.
Por su parte, Álvaro Nadal ha señalado que el sector primario está velando por sus intereses, «a veces pensando en los intereses conjuntos de la economía y otra veces, no tanto».
A su juicio, el elemento en el que «más razón tienen» los profesionales del campo en sus movilizaciones es, «con diferencia», la distintas exigencias entre los países de la UE y terceros países con los que se firman acuerdos de libre comercio.
«No se puede competir de forma adecuada si los estándares medioambientales y de otro tipo que se imponen a nuestros productores no se imponen de forma similar a su competencia que viene del exterior», ha subrayado Nadal, quien ha considerado que eso es «ineficiente», pues genera distorsiones en el mercado, e «injusto».
«O bien hacemos estándares similares a los de nuestros competidores o bien se obliga a nuestros competidores a tener los mismos estándares, pero no se puede tener ese desequilibrio», ha concluido.
Problemas globales
Miguel Sebastián ha adelantado que van a hablar en primer lugar del entorno global, que «cada vez es más importante» para la economía española y para todo el tejido empresarial. «Estamos en un mundo cada vez más globalizado, a pesar de lo que dicen», ha remarcado. A partir de ahí, la «estrella» ahora es la política monetaria y el crecimiento económico, tanto a nivel mundial como en la zona euro.
No obstante, han bajado a lo concreto para tratar la situación del campo, la sequía, el reto de la transición ecológica, de la digitalización o la necesidad de que todo el desarrollo de las nuevas tecnologías se acabe traduciendo en positivo, en una mejora tanto de la productividad de las empresas como del bienestar de los ciudadanos y de las familias.
«No hay que tenerle miedo a las tecnologías. No es verdad que las tecnologías destruyan empleo a largo plazo y también hay que animar a mucha gente que se está quedando atrás a que no pierda esta oportunidad», ha defendido.
Europa, rezagada en la revolución tecnológica
Sobre la regulación de estos aspectos, ha indicado que «va a ser europea» y ha considerado que los «puntos calientes» con la inteligencia artificial (IA) y el 5G.
En este sentido, ha alertado de que Europa «corre el riesgo de quedarse atrás si no hace una apuesta por el 5G», como han hecho China o Estados Unidos.
Por su parte, el exministro Nadal ha señalado que Zaragoza tiene «una ventaja» para este tipo de diálogos, porque su estructura económica es «de las buenas», por su vocación exportadora y el peso de la industria.
En la línea que su homólogo, ha recordado que «Europa fue la gran protagonista de las dos grandes revoluciones industriales», pero «parece que en la digital le está costando estar al nivel de Asia y el norte de América».
En este sentido, ha afirmado que ve «sensato» que se esté regulando la IA a nivel europeo, pero «una cosa es regular determinados excesos que pudiesen surgir de una tecnología, que es muy incipiente, y otra cosa es si, realmente, estamos haciendo lo que tenemos que hacer para que Europa retome una posición en el mundo, y dentro de Europa, España».
Por ello, ha insistido en que participar en la revolución tecnológica es «vital para nuestro futuro» y ha añadido que oponerse al avance de la IA o «poner pies en pared» sería como «a principios del siglo pasado no querer que entrasen los tractores y las cosechadoras en el campo».
«Claro que va a requerir un cambio y una adaptación de estructuras sociales y económicas, pero todo progreso tecnológico nos va a traer mejores ingresos y más ocio. Siempre que hemos mejorado la tecnología, también hemos aumentado el número de horas y días libres a la semana», ha destacado Nadal.
Optimismo por la crisis en oriente próximo y el mar rojo
Por último, ambos intervinientes se han mostrado optimistas de cara a las consecuencias económicas del conflicto generado entre Israel y Gaza o la inseguridad en el Mar Rojo, que no creen que afecten demasiado a la economía española.
De este modo, Sebastián ha dicho que este asunto es «muy mediático», pero su impacto económico real es «pequeño» porque «ni el petróleo ni el gas se han movido» y, de hecho, «siguen bajando el precio».
«La crisis energética ha terminado y eso es una buena noticia para la inflación», ha remarcado el economista, quien, no obstante, ha reconocido que hay «un poco de tensionamiento» en el coste de la cadena de suministros, pero la situación «no tienen nada que ver» con los «cuellos de botella» que se produjeron en 2021, con la salida de la pandemia.
«A mí no me preocupa tanto, a no ser que haya un conflicto a gran escala», ha finalizado Sebastián, quien ha insistido en que es un asunto «más mediático y político» que económico.
De forma similar se ha pronunciado Álvaro Nadal, quien ha recordado que, tras dos inviernos en los que «nos anunciaron todo tipo de males con la guerra en Ucrania», «ni este invierno ni el anterior nos supusieron graves problemas».
Así pues, en comparación con el daño que «Rusia podría habernos producido», lo que está sucediendo ahora en el Mar Rojo es «menor» ya que, además, existen otras vías de provisión tanto de petróleo como de gas que no pasan por el Canal de Suez, como Estados Unidos, Trinidad y Tobago, México o Venezuela.