La danza como vehículo narrativo, a pesar del esfuerzo extra que exige a los creadores para poder contar sin palabras nuevas historias, sin recurrir a temas ya universales o ampararse en lo conceptual, es el planteamiento con el que la bailarina guipuzcoana Lucía Lacarra regresa la próxima semana a Teatros del Canal para presentar su nueva compañía y el primer espectáculo de ésta, 'Lost Letters', un relato sobre el amor y la pérdida a través de las cartas enviadas desde el frente.
«Nos gusta contar historias originales, es difícil porque la gente no se atreve. Si no tienes palabras, tiene que estar muy bien contada para que la gente la comprenda», explica la responsable de la Lucía Lacarra Ballet en declaraciones a Europa Press.
Reconocida como una de las mejores bailarinas de su generación, la artista guipuzcoana atesora en su palmarés los premios Nijinsky, Benois de la Danse --considerado el 'Oscar del ballet'--, o el Premio Nacional de España, entre otros, habiendo sido reconocida como Bailarina de la Década en el Kremlin.
La Sala Roja de Teatros del Canal acogerá del 19 al 23 de diciembre cinco funciones de esta propuesta pergeñada y coreografiada por Matthew Golding que cuenta con música de Max Richter y Sergéi Rachmaninov y marida danza en el escenario con la proyección de una película dirigida por el propio coreógrafo canadiense con el apoyo del realizador vasco Ekain Albite.
«Nos gusta crear historias propias», ha insistido Lacarra, quien puso en marcha esta compañía junto a Golding tras el éxito de su anterior espectáculo 'In the still of the night', una convicción que defiende pese al riesgo que conlleva y que hace que, en muchos casos, opten por buscar espectáculos más «abstractos» en las composiciones o basarlas en «nombres muy conocidos». «Si lo llamas Romeo y Julieta ya todo el mundo va a entender lo que vea», ha bromeado la artista.
El leitmotiv de la obra son las cartas escritas de puño y letra desde el frente de batalla que se encuentran en cualquier conflicto bélico a lo largo de la historia, las cuales eran respondidas desde la inquietud del hogar, una suerte de conexión vital entre los soldados y sus familias y seres queridos.
Pero, ¿qué sucede cuando una de esas misivas se pierde? Basada en una carta real escrita por el artillero de la Primera Guerra Mundial Frank Bracey a su esposa, Win, 'Lost Letters' imagina cómo podría haber cambiado el destino de esa mujer si nunca hubiera llegado a sus manos la carta que le envió su esposo. Así, el espectáculo transforma una historia real en un guión y argumento original para un ballet con diez bailarines en escena.
"años" detrás del proyecto
Como explica Lacarra, el proyecto, con cuya idea original llevan «años», alcanzó otra dimensión al encontrar en uno de los muchos aeropuertos que deben frecuentar por su profesión un libro con cartas de personajes históricos como el premier británico Winston Churchill o el Premio Nobel de Literatura y corresponsal de guerra Ernest Hemingway en cuya portada aparecía, además, la simbólica amapola del recuerdo, una flor empleada para conmemorar a los hombres y mujeres muertos en todos los conflictos bélicos en países como el Reino Unido, Canadá --de donde es originario Golding--, Australia, Nueva Zelanda y en menor medida, en los Estados Unidos.
Pero entre todas estas misivas, se encontraba la de alguien anónimo, el soldado Bracey, en la que pedía a su mujer que «siguiera viviendo y siendo feliz» si él no lograba regresar de la guerra. «Nos preguntamos qué hubiera ocurrido si esa carta no hubiera llegado, cómo hubiera podido cambiar la vida de esa mujer», ha reflexionado la bailarina guipuzcoana, quien recuerda que precisamente otra de los pilares que inspiraron este montaje fue una exposición que visitaron en el Museo Smithsonian de Washington con miles de cartas perdidas en tiempos de guerra.
«Nos pareció muy emotivo. Hoy en día es muy fácil contactar por teléfono, las cartas entonces estaban llenas de alma. Ponían todo su corazón en esas palabras», subraya la artista, que aclara que el objetivo de 'Lost Letters' no era contar «una historia sobre la guerra», sino un relato sobre «el amor y la pérdida», así como de «la necesidad de aferrarse a la esperanza».
Ese planteamiento de que el conflicto «no fuera lo importante» se reforzó, ha reconocido, a medida que ha ido avanzado el proyecto, a fuerza de presenciar nuevas escenas bélicas en Ucrania o Israel y Palestina, más recientemente.
«Cuando empezamos con 'Lost Letters' estábamos todavía en pandemia, no podíamos ni imaginar que dos años más tarde estaríamos donde estamos ahora. El objetivo de las guerras nunca es el ser humano, que sigue pagando el precio», ha lamentado Lacarra.
La fusión de la danza, la música y el audiovisual encuentra en 'Lost Letters' su espacio de la mano de Richter y Rachmaninov, por un lado, y de la cinta elaborada por Golding y Albite. La música de los primeros suena al tiempo que se proyecta sobre el escenario la película rodada en las formaciones rocosas de la ermita de San Telmo y el convento de la localidad guipuzcoana de Zumaia.
Sobre esto, Lucía Lacarra señala que la música es, en su caso, «el inicio de toda inspiración», mientras que la fusión de arte visual y danza brindan «una experiencia completa» que pretenden compartir con el público.
Fusión de artes
«Donde se fusionan diferentes artes en una, es todavía más fuerte. La película detrás nos ayudaba a crear un hilo conductor en la historia», ha remarcado, destacando el talento de Matthew Golding para dirigir la película y elaborar la coreografía, un valor añadido a 'Lost Letters'.
'Lost Letters' es un espectáculo creado en coproducción con el Teatro Arriaga Antzokia, Kursaal Eszena, el Teatro Principal de Vitoria-Gasteiz y el Festival Internacional de Música y Danza de Granada, contando con Teatros de Canal de Madrid como colaborador. Esta producción ha obtenido el apoyo del Gobierno Vasco y del Ayuntamiento de Zumaia.
Lucía Lacarra ha enfatizado la «ilusión» que le genera presentar ahora su nueva propuesta en Teatros del Canal, donde se ha creado «todo el material» de la obra en la residencia artística que realizaron y donde se llevaron a cabo las audiciones de la decena de bailarines que participan, una «casa maravillosa para bailar», ha sentenciado.
Tras Madrid, el Lucía Lacarra Ballet ya tiene confirmadas representaciones de 'Lost Letters' en Vitoria, Zaragoza, Pamplona y Granada dentro del territorio nacional, así como en Vicenza (Italia) o Bonn (Alemania).
Después del éxito con su anterior espectáculo, 'In the still of the night', con el que Lacarra obtuvo el premio Max como mejor intérprete femenina de danza en 2022, la bailarina vasca emprende una nueva aventura profesional con este el primer espectáculo de su propia compañía, fundada por ella misma y cuyo debut tuvo lugar el pasado mes de octubre en el Teatro Arriaga de Bilbao.
Pese a haber producido ya más espectáculos, constata la «mayor responsabilidad y trabajo» que requiere contar con su propia compañía, pero también la «satisfacción incomparable» que le produce.
En este sentido, admite la dificultad a la hora de conseguir que los programadores acepten espectáculos de gran formato por su mayor coste ante el riesgo de «no llenar» los teatros, un problema que, asegura, ha crecido con la pandemia.