La Fiscalía de Valencia solicita una pena de dos años de prisión para un hombre, teniente coronel de la Guardia Civil en situación de reserva y exresponsable de la intervención de Armas y Explosivos de la VI Zona, por almacenar gran material pirotécnico en un local ubicado en los bajos de un edificio de la localidad valenciana de Paiporta sin las medidas de seguridad necesarias para su conservación o manipulación.
El ministerio público solicita la misma pena de cárcel para su hijo, experto en manejo de artefactos pirotécnicos, por un delito de riesgo por materiales, además del pago de una multa, según se desprende de la calificación provisional. El juicio contra ambos debía haberse celebrado este miércoles pero finalmente se ha aplazado ante una nueva pericial y un problema de salud.
Los acusados, puestos de común acuerdo --siempre según el mismo escrito fiscal--, efectuaban en una pirotecnia las mezclas de materias primas y, una vez realizadas, trasladaban la sustancia elaborada en bidones metálicos hasta un local de Paiporta, en el bajo de un bloque de viviendas en pleno casco urbano sin medidas y condiciones de seguridad.
En ese bajo ambos manipulaban y almacenaban la sustancia elaborada y, posteriormente, fabricaban los productos calificados como artefactos pirotécnicos tipo P2. En concreto, confeccionaban las cargas expansores de gasas compuestas de tubos de cartón o PVC, según calibre, tapones de plásticos, inflamadores eléctricos, estopín enfundado y carga explosiva.
El local se hallaba ubicado en una calle rodeada de viviendas por todos sus francos, en la parte superior y en sus laterales, frente a un parque público, en una transitada arteria de la localidad de Paiporta.
La entrada y registro practicado en el local el 3 de diciembre de 2020 por parte de los agentes encargados de esta investigación permitió la intervención de gran cantidad de producto elaborado y de material confeccionado para cargas.
Los productos, usados en obra civil para el rompimiento de roca, hormigón o materiales similares, estaban almacenados sin las medidas de seguridad adecuadas para su peligrosidad.
Según la Fiscalía, en el suelo del local se encontró esparcida gran cantidad de mezcla explosiva, mucha humedad y polvo en suspensión, lo que, en caso de chispa, llama o fricción, podría haber provocado la explosión del producto con graves consecuencias para las personas.
En concreto, tal y como detalla el ministerio público en su escrito, existía un riesgo «potencial» de explosión como consecuencia de posibles incendios en el local en el que se almacenaba, ya que fueron incautadas numerosas cajas de cartón que contenían gran número de cápsulas del producto terminado, algunas de ellas de gran tamaño, así como varios recipientes con la sustancia a granel, «máxime si se tiene en cuenta que se hallaban almacenados junto a una gran cantidad de material combustible, como plásticos y embalajes de cartón para montar».
Y apostilla el fiscal: «Existía riesgo derivado de manipulación y almacenamiento de sustancia extremadamente volátiles como el magnesio. Cuando partículas de este tipo de sustancias se combinan con el aire, se puede llegar a formar atmósferas explosivas, altamente inflamables, que pueden iniciarse por la simple acción de una chispa o fuente de calor, produciéndose una explosión».