La Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid ha acordado este jueves iniciar el procedimiento para nombrar Hijo Adoptivo de la ciudad al pintor Joaquín Sorolla (València, 1863-Cercedilla, 1923), a título póstumo, por sus relevantes méritos, tal y como ha anunciado en rueda de prensa la vicealcaldesa y portavoz municipal, Inma Sanz.
El Área de Cultura, Turismo y Deporte ha destacado en la propuesta elevada a la Junta de Gobierno no solo los «méritos incuestionables» del artista, sino también su «relación íntima y duradera con la ciudad».
El reconocimiento ha sido impulsado por la Asociación Española de Pintores y Escultores y el área ha considerado que su otorgamiento «resulta de todo punto pertinente y será una manera hermosa de que la ciudad de Madrid le homenaje en el centenario de su muerte».
El título de Hijo Adoptivo es una distinción que puede otorgarse a las personas que, sin haber nacido en la ciudad de Madrid, cuenten con relevantes méritos personales en materia cultural, científica, artística, deportiva, económica, profesional, social, política y, en general, de servicio a la colectividad o a la ciudad de Madrid.
La propuesta se elevará al Pleno tras solicitar informe a los Cronistas de la Villa y el procedimiento prevé solicitar informe a los Cronistas de la Villa, quienes valorarán y acreditarán que se cumplen los requisitos para el otorgamiento de la distinción antes de elevar la propuesta al Pleno, previsiblemente en noviembre, que, en su caso, debe aprobarla por unanimidad.
Un selecto club de hijos adoptivos
En la reducida lista de personas que tienen el honor de ser Hijo Adoptivo de Madrid se encuentran nombres como Rafa Nadal, Pedro Almodóvar, Fernando Rey, Mario Vargas Llosa, Benito Pérez Galdós, Luis Carandell, Josep Tarradellas o Julián Marías, es decir, profesionales del deporte, el cine y el teatro, la literatura, el periodismo, la política o la filosofía.
Joaquín Sorolla, figura capital de la cultura española, estuvo muy unido a Madrid, donde estableció su residencia en 1889 con 26 años y al poco de casarse, aunque previamente ya visitaba el Museo del Prado, cuyos pintores fueron parte importante de su formación al copiar cuadros del Greco, Ribera, Velázquez o Goya. Pintó también diversos paisajes madrileños al aire libre como el embarcadero de El Retiro, la Fuente de Apolo o la portada del Hospital de La Latina.
Tras residir en varias casas y tener su estudio en Tirso de Molina, en 1905 compró un solar en la calle Martínez Campos, donde construyó una casa que fue también su estudio. Allí vivió a partir de 1911.
Este reconocimiento a Joaquín Sorolla es también para su familia, «con la que Madrid tiene una deuda», reconoce la propuesta del Área de Cultura, Turismo y Deporte, en referencia a la conversión de su casa-estudio en un museo «a iniciativa de su esposa, doña Clotilde García del Castillo». En 1932 se inauguró el Museo Sorolla, uno de los más importantes de la ciudad de Madrid.