La economía vasca crecerá en 2023 un 1,7%, una décima más que lo previsto en junio por el Gobierno Vasco, mientras que mantiene su previsión de crecimiento para 2024 en el 2,1%.
Así lo ha hecho público este lunes el consejero de Eononía y Hacienda Pedro Azpiazu en su intervención inaugural de una jornada organizada en Bilbao sobre 'Innovación y Sostenibilidad en el centro del Crecimiento Económico'.
Esta revisión se ha realizado, ha subrayado, una vez conocidos los datos de las cuentas trimestrales de Eustat, junto a la actualización de las hipótesis del entorno -crecimiento de España, de la zona del euro, evolución de la inflación y de los tipos de interés.
En cuanto al empleo, Azpiazu ha dicho que será «uno de los pilares del crecimiento en este bienio. Así, en 2023 se crearán del orden de los 13.000 puestos de trabajo y otros 16.000 más el año próximo. Gracias a ello, »la tasa de paro prevista en 2023 es del 7,7%, situándose en el 7,0% el año próximo" ha apuntado.
Tal y como ha explicado Azpiazu, la revisión al alza en una décima del crecimiento económico viene motivada, en gran medida, como consecuencia de que el segundo trimestre de este año «ha resultado más dinámico» de lo esperado.
En cuanto al mantenimiento para 2024 de la previsión realizada en junio, el consejero vasco ha reconocido que igual «esa cifra pueda sorprender, si se observan las correcciones al alza y a la baja que han realizado para España otros organismos, que sitúan el pico del crecimiento en 2023 para moderarse en 2024 y reactivarse en 2025».
Toda esta nueva información sobre la economía vasca, ha remarcado Azpiazu, junto a la actualización de las hipótesis del entorno, «lleva a pensar que el crecimiento de la economía vasca este año y el próximo no será muy diferente al que preveíamos en junio».
En realidad, ha añadido, «la tendencia de la economía es la misma y lo que cambia es el calendario de los efectos de los fondos europeos ya que en las previsiones de su Departamento, »el impulso que darán a la inversión se aprecia ya en la segunda mitad de 2024".
El escenario descrito por Azpiazu prevé una moderación de la inflación a lo largo de estos dos años, en especial en 2024, año en el que se podría volver a una tasa de inflación en el entorno del 2,0%.
En términos corrientes, el PIB nominal crecerá, según las previsiones, un 5,4% este año y un 5,0% el próximo, unas cifras que ayudarán a aumentar la recaudación y a proveer a la sociedad de los servicios públicos que demanda.
Oferta y demanda
Desde el punto de vista de la demanda, se mantiene la confianza en «la fortaleza del mercado interior» (el consumo y la inversión), aunque el mercado exterior «se haya enfriado». «Las familias van a mantener su consumo gracias a la creación de empleo neto y a las notables subidas de salarios, que ayudarán a mantener el poder adquisitivo. Las empresas, tanto de servicios como industriales, están aumentando sus plantillas, señal de que confían en una recuperación de los pedidos», ha manifestado.
Según el consejero, en la perspectiva de oferta, prevé que el momento de debilidad de la producción industrial «será pasajero y que se reactivará en los meses finales de este año». La construcción mantendrá «el tono expansivo» y los servicios, tras los «extraordinarios incrementos recientes», convergerán poco a poco hacia la media de la economía.
Azpiazu ha dibujado un escenario de la coyuntura económica con luces y sombras puesto que la economía vasca «no es ajena al proceso de desaceleración que viven las economías europeas».
De hecho, los datos publicados por Eustat confirman que en el segundo trimestre de 2023 Euskadi moderó su ritmo de crecimiento hasta el 1,5%, ocho décimas por debajo del dato anterior y cinco puntos menos que en el mismo trimestre de 2022.
La actualización de las cuentas económicas de 2022 realizada también rencientemente por el Eustat y que ha elevado el crecimiento medio de ese año en un punto porcentual, desde el 4,4% estimado previamente hasta el 5,4% actual, lleva a señalar !que dicha desaceleración es más acusada de lo inicialmente previsto".
Sin embargo, la «lectura positiva» que se puede hacer de dicha actualización de las cuentas económicas de 2022 es que la economía vasca recuperó el nivel de PIB previo al inicio de la pandemia en el segundo trimestre del año pasado y se encuentra ahora dos puntos por encima del nivel de entonces.
En todo caso, el crecimiento del segundo trimestre está ligeramente por encima de la previsión de junio (1,3%) y «supera ampliamente» los resultados de las economías del entorno, que registraron tasas del 0,4% en la Unión Europea y del 0,5% en la zona del euro, con Alemania anotando un dato negativo (-0,1%) por segundo trimestre consecutivo.
La evolución de los tres sectores principales de la economía vasca es «radicalmente opuesta». Así, la industria muestra una «rápida pérdida de intensidad» que la ha llevado a reducir ligeramente su valor añadido en tasa interanual (-0,5%), tras ocho trimestres consecutivos de fuerte crecimiento.
En la perspectiva de oferta, el Gobierno prevé que este momento de «debilidad» de la producción industrial «será pasajero» y que se reactivará en los meses finales de este año. «La construcción mantendrá el tono expansivo y los servicios, tras los extraordinarios incrementos recientes, convergerán poco a poco hacia la media de la economía», ha enumerado.
El consejero ha trasladado que la construcción ha retomado su ritmo de crecimiento intenso y consigue un incremento del 4,2%. Por último, los servicios frenan su crecimiento, pero se mantienen en tasas superiores a la media de la economía.
La ralentización de la actividad industrial vasca es «común» a la que se vive en las economías europeas y tiene su origen, entre otras razones, en la debilidad de los mercados de destino, en la falta de nuevos pedidos, en los elevados costes de la energía y en la rápida subida de los tipos de interés.
Azpiazu ha explicado que se esperaba una reactivación en China más intensa de lo que indican los datos, y eso perjudica las exportaciones de los motores de la zona del euro, en especial de Alemania, país con el que las empresas vascas tienen una estrecha relación.
La construcción aceleró su tasa de variación del valor añadido hasta situarlo en el 4,2% interanual, muy por encima del dato del trimestre anterior (0,9%). De los dos componentes del sector, la obra civil es la que muestra un mayor dinamismo en estos momentos.
Por su parte, la edificación también ha registrado incrementos muy elevados de su actividad. Sin embargo, las fuertes subidas de los tipos de interés están afectando ya a la venta de viviendas, tanto a las usadas como a las de nueva construcción, que cayeron del orden del 18% en el segundo trimestre, el peor resultado desde el inicio de la pandemia.
Los servicios suavizaron su ritmo de crecimiento hasta el 2,1%, «la tasa más modesta» de los últimos nueve trimestres. Esa evolución se aprecia especialmente en el grupo que engloba a las actividades de comercio, hostelería y transporte, que hace un año crecía a tasas próximas al 20% y ahora se ha moderado hasta el 2,9%, «todavía muy por encima de la media de la economía, pero mostrando un notable dinamismo».
A juicio de Azpiazu, la moderación registrada por el PIB en el segundo trimestre de este año «no se trasladó al mercado de trabajo, que volvió a mostrar un significativo avance». Así, el empleo, medido en puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, creció en el periodo un 1,5%, la misma tasa que registró en el trimestre anterior. Eso se traduce en la creación de unos 14.000 empleos netos en el último año.