La Fiscalía Provincial de Valencia solicita una pena de cuatro años y medio de prisión para un hombre acusado de varios intentos de robo y de agredir con una navaja a una pareja de menores, uno de ellos transexual: «Marica, venga que lo apuñalo», les decía.
Así se desprende de la calificación fiscal, a la que ha tenido acceso Europa Press, en la que el ministerio público atribuye al acusado un delito de robo con intimidación y uso de armas; un delito leve de lesiones; otro delito de odio; y un delito de robo con intimidación en grado de tentativa.
La fiscal encargada del caso, Susana Gisbert, atribuye al acusado la circunstante atenuante analógica de alteración psíquica y la agravante de disfraz.
Junto a la pena de cárcel, el ministerio público reclama para el hombre el pago de una multa y, en concepto de responsabilidad civil, que abone 160 euros a una víctima; 6.000 euros a otra víctima por el daño moral causado; y 43.200 a otra por lesiones, secuelas y daño moral.
Los hechos se remontan al 7 de septiembre de 2022, cuando el acusado, sobre las 0.50 horas, abordó, con la boca y parte de la cara tapada con un pañuelo y cubierta la cabeza con una gorra, a un chico que se encontraba en el portal de acceso a su vivienda de València.
Le esgrimió una navaja y le exigió que le entregara todo lo que llevaba. Le intentó agredir y la víctima, al intentar esquivarle, sufrió un corte en el brazo izquierdo que le causó lesiones que no requirieron más que una primera asistencia y tardaron tres días en sanar. La víctima huyó del lugar sin que el acusado lograra apoderarse de bien alguno.
Seguidamente, aproximadamente a las 1.30 horas, el acusado vio que caminaban juntos, comportándose como una pareja, dos menores, uno de ellos transexual. En ese momento, abordó por la espalda a uno de ellos y se inició un forcejeo en el que el acusado le decía 'marica, venga que lo apuñalo'.
Y le clavó repetidas veces la navaja que portaba causándole varias heridas por arma blanco en mano, tórax, cadera y hombro izquierdo que requirieron para su sanidad tratamientos quirúrgicos. Le ha quedado como secuelas una limitación de la movilidad y un perjuicio estético.
Más tarde, sobre las 3 horas, el acusado, «de nuevo impelido por la intención de obtener beneficio patrimonial ilícito», se acercó a tres menores de edad que se encontraban en la calle, en las proximidades de la piscina de Campanar, y les pidió el móvil «o será peor», les indicó.
Siguió diciéndoles frases como «A mí me gusta enterrar a gente» mientras ponía la mano en el bolsillo en busca de un arma. En ese momento aprovecharon los menores para salir huyendo del lugar.
En el momento de cometer los hechos, según mantiene la fiscal, el acusado tenía alteradas discretamente sus facultades volitivas por la ingesta de cannabinoides y benzodiazepinas que, unidas al trastorno límite de la personalidad que padecía, alteraban su comportamiento.