La Fundación Ecolec, organización sin ánimo de lucro que centra su actividad en el reciclaje de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), ha gestionado en la provincia de Zaragoza la cifra de 2.344 toneladas de dichos residuos durante 2022, lo que supone la recogida de 8,24 kilos por habitante.
El director general de Fundación ECOLEC, Luis Moreno, ha dicho que este dato «muestra la responsabilidad de los vecinos con el reciclaje de RAEE para favorecer la Economía Circular y proteger el Medio Ambiente».
Asimismo, ha subrayado el compromiso de la ciudadanía con «el correcto reciclaje de estos aparatos para favorecer la reutilización y, por tanto, seguir luchando contra el cambio climático».
Del total de toneladas gestionadas en Zaragoza (2.344), la gran mayoría corresponden al ámbito doméstico (2.228), mientras que el resto pertenecen al ámbito profesional, ha detallado la fundación en una nota de prensa.
En el ámbito nacional, ECOLEC ha alcanzado la cifra de 118.377 toneladas de dichos residuos correctamente gestionados en 2022. De esta forma, se convierte en el único sistema colectivo de responsabilidad ampliada del productor (SCRAP) de España en superar las 100.000 toneladas anuales de RAEE correctamente gestionados durante seis ejercicios consecutivos.
Importancia de reciclar la basura electrónica
Cada año se generan cerca de 50 millones de toneladas de residuos electrónicos en el mundo, siendo el tipo de residuo que más aumenta debido entre otras razones al consumo masivo de aparatos eléctricos y electrónicos, la digitalización y los avances tecnológicos.
Según E-Waste Monitor 2020 se estima que en 2050 podrían producirse cien millones de toneladas de estos residuos, siendo su tasa de reciclaje inferior al 20 por ciento en la actualidad.
«Hay muchas evidencias que demuestra que el reciclaje de nuestros RAEE es esencial. Por ejemplo, un frigorífico mal reciclado emite a la atmósfera gases de efecto invernadero equivalentes a las emisiones de un coche en 15.000 kilómetros», ha recalcado Luis Moreno.
Además, ha hecho especial hincapié en que las consecuencias de no reciclar correctamente los aparatos electrónicos, cuando dejan de funcionar, «se agravan en aquellos puntos del Planeta donde la extracción de materias primas para fabricar estos productos produce graves impactos sociales y medioambientales».
La fundación ha incidido en que todos los dispositivos eléctricos que se usan en el día a día pueden tener una segunda vida, si se reciclan correctamente. Cada usuario se convierte en el actor principal de un proceso en el que se puede dar un final apropiado que, por un lado, ofrezca la posibilidad de su reutilización y, por otra parte, ayude a un desmontaje y una descontaminación sostenible, responsable y respetuosa con el Medio Ambiente.