El líder del PP y candidato a presidir el Gobierno, Alberto Núñez Feijóo, ha prometido este sábado una ley de apoyo al sistema alimentario español e invertir en 6 años 40.000 millones de euros en infraestructruras hídricas.
Ha clausurado un acto del partido sobre agricultura y ganadería en Gimenells junto al alcalde del pueblo y cabeza de lista al Congreso por Lleida, Dante Pérez, y la portavoz del PP en el Parlamento Europeo, Dolors Montserrat: a él lo ha elogiado por su reciente mayoría absoluta y a ella por ser «la voz del seny» en Europa.
El líder popular ha presentado 10 propuestas sobre el sector agroalimentario y 5 sobre el agua alegando que, si se cumplen, «en España hay agua suficiente para todos».
Ha prometido una ley de apoyo al sistema alimentario español como sector estratégico; revisar el plan estratégico de la PAC para mejorar la viabilidad de las explotaciones; medidas para el sector primario para paliar el aumento de costes energéticos, de combustibles y materias primas; reforzar la posición de los productores y mejorar la transparencia entre la producción, la industria y la distribución.
También quiere «intentar» que los productores se incorporen a cooperativas; planes estratégicos para los principales sectores agroalimentarios; reforzar la viabilidad de los seguros agrarios; asegurar el relevo generacional con políticas fiscales para jóvenes y mujeres; ayudar a la innovación y digitalización, con páginas web para vender al mundo; y políticas de agua, que ha desplegado en 5 propuestas.
Ha prometido un Pacto Nacional del Agua; que este plan conlleve 40.000 millones de inversiones hídricas en 6 años; una red nacional estratégica del agua entre Gobierno y autonomías, para que esa inversión sea eficaz; un plan de modernización de infraestructuras del Estado, empresas y canales, que ha definido como garantía del agua embalsada; y un plan para optimizar la eficiencia del agua porque la red de abastecimiento «pierde entre un 20 y 25% del agua todos los días».
Un ministerio "de segunda"
El sector es «uno de los grandes damnificados del sanchismo» porque su ministerio se ha convertido en una cartera de segunda categoría, y ha dicho que por primera vez en 25 años ha bajado el saldo comercial de la industria agroalimentaria española: un 20%.
También ha defendido bajar impuestos para que las empresas se instalen en el ámbito rural, y ha prometido complementarlo con servicios en esos lugares.
Sin centralismo
Además, ha afirmado que España necesita funcionar sin centralismo, pero también rechazando imposiciones de nadie, en alusión implícita a los nacionalistas: «Aquí todos somos iguales, y los que quieren comer solos es que quieren comer más».
Y ha considerado imprescindible saber competir con los países vecinos y también con los países que no siguen todos los reglamentos comunitarios que afectan al sector: «Cuando no se tiene miedo, se gana».
El precio de las naranjas
Feijóo ha reiterado que los agricultores reciben 12 céntimos por un kilo de naranjas pese a las críticas que recibió, tras las cuales ya dijo esta semana que no se refería al precio de venta al público: «Se rieron de ese dato. Cómo se nota que esos señores no se dedican a la agricultura».
«Incluso han dicho que Feijóo no se entera», por lo cual ha invitado a sus críticos a hablar con el sector para que sepan que ese precio es cierto y que una bolsa de plástico vale más, como ya dijo.
Peticiones del sector
Dante Pérez, que es agricultor y ganadero, ha introducido antes un debate con los presidentes de Asaja Mujer, Blanca Carroto; Asociación Española de Productores de Vacuno de Carne (Asoprovac), Ricard Godia; Federación Nacional de Productores y Exportadores de Frutas y Hortalizas, José María Pozancos; Asociación Española de Distribuidoras, Autoservicios y Supermercados, Ignacio García Magarzo, y Asociación Española de Fabricantes de Alfalfa Deshidratada, Cristina Vendrell.
Carroto ha destacado que la viabilidad de las explotaciones agrarias y ganaderas requiere llevar agua a donde no hay, y «hay que dar la vuelta» a la imagen del campo reflejándolo como una oportunidad de negocio, aunque a la vez hay que apoyar a sus jóvenes facilitándoles e incentivándoles en el acceso a la tierra.
Godia ha acusado al Gobierno de falta de diálogo con el Gobierno con su sector, de estar contra la producción de carne y de hacer demagogia con las macrogranjas (que no considera un reflejo de lo que son las granjas en España) y ha pedido al próximo presidente «diálogo con el sector para reglamentar bien».
Pozancos ha pedido simplificar el marco regulatorio del sector hortofrutícola, porque ve «desproporcionalidad entre objetivos y medidas».
García Magarzo ha lamentado que los distribuidores han pasado «de héroes a villanos» desde la pandemia hasta la actual crisis, por la subida de precios, pero ha asegurado que está justificada, aunque la subida no se está enteniendo por culpa, en gran parte, del «ruido político».
Vendrell ha reclamado que sea «tenida en cuenta» la importancia de su sector en España porque es líder mundial en producción de alfalfa deshidratada), ha añadido que los forrajes no están recibiendo el agua que necesitan para sobrevivir (porque la situación de la industria es difícil y además debe afrontar costes muy altos) y también ha pedido simplificar la burocracia a la hora de exportar.