Los conciertos de los cabezas de cartel de este viernes en el Primavera Sound Madrid, Depeche Mode y Kendrick Lamar, no decepcionaron a los miles de seguidores que esperaron algunos minutos más de la cuenta su actuación, que resucitó un festival que, en su versión madrileña, ha estado lleno de contratiempos.
La icónica banda inglesa, que comenzó su andadura allá por 1980, retrasó media hora su planificado espectáculo en tierras madrileñas, comenzando al anochecer, debido a los atascos viarios que se originaron a última hora de la tarde en la A-3, camino de la Ciudad del Rock de Arganda del Rey.
La gran afluencia de público para verles, teniendo el cuenta que los pases del jueves valían para este viernes o sábado, tras la suspensión de la jornada de ayer por las lluvias, provocaron congestiones en dicha autovía. Esta circunstancia afectó sobremanera a los autobuses puestos por la organización, que no podían regresar a tiempo para recoger a más pasajeros, lo que generó enfado y momentos de tensión entre los cientos de asistentes varados junto al estadio Metropolitano.
Pero llegados al concierto, Depeche fascinó a los seguidores y no tan seguidores de muchas edades y nacionalidades que les recibieron. Comandados por un enérgico Dave Gahan, por el que parece que no pasen los años, durante casi dos horas hicieron vibrar al respetable con grandes temas como 'Walking in my shoes', 'Everything Counts', 'It's no good', 'Precious' o 'World in my eyes', un tema con dedicatoria incluida al difunto teclista de la banda Andrew Fletcher, como hizo hace una semana en Barcelona, colocando un retrato suyo en las pantallas gigantes.
Asimismo, el público escuchó himnos como 'Stripped', 'Enjoy the Silence', 'I Just can't get Enough', 'Never let me down again' y 'Personal Jesus', momento en el que los asistentes tararearon la famosa estrofa «Reach out, touch faith». Sin olvidarnos de Martin Gore, que ejecutó la guitarra a la perfección y se arrancó como solista en el inolvidable tema 'Home'.
De su gran nuevo disco, 'Memento Mori', lanzado con gran éxito el pasado mes de marzo, Depeche Mode tocó varias canciones en la Ciudad del Rock, entre ellas las dos primeras de su setlist y la destacada 'Ghosts Again', que incluye un mensaje sobre la muerte y la infalibilidad de los seres humanos.
Kendrick lamar, un rapero de masas
También bajo una gran puesta en escena, a continuación de Depeche, fue el turno de Kendrick Lamar, que durante ochenta minutos se esforzó por ofrecer un lleno de hip hop, en ocasiones aderezado con sonidos rock, golpel o funk, así como efectos visuales protagonizados su imponente grupo de bailarines.
Al igual que en la ciudad condal, donde algunos críticos encumbraron a Lamar como el mejor concierto del festival, el artista norteamericano fue mezclando piezas de sus cuatro álbumes, brillando los de su íntimo último disco 'Mr. Morale & The Big Steppers', como 'Count me out', 'Rich Spirit' o 'Die Hard'.
El rapero de Los Ángeles tampoco se olvidó de innovadoras piezas como 'Purple Hearts', 'Money Tree', 'Bitch' o 'Bich don't kill my vibe', 'Money trees', 'King Kunta', 'Love', 'DNA' o 'Alrigh', muy vitoreadas por el público.
El festival ha continuado la noche con otras bandas como Christine and the Queens, Bad Religion o Trueno, con el objetivo de que la música intente amainar los graves problemas de movilidad sufridos o la situación de algunas zonas del recinto, encharcadas y con barro debido a las lluvias de esta semana. Quizá por ello el número de asistentes ha sido inferior al de siete días en Barcelona.