Cáritas Valencia asistió a un total de 51.706 personas en 2022 --un 31% de ellos menores--, lo que supone un 6,8% más que el año anterior, que necesitaban alimentación, vivienda y empleo. El rostro de la exclusión social sigue siendo emigrante, mujer y joven.
Así, lo han señalado este miércoles el obispo auxiliar de Valencia y responsable del área de Acción Caritativa y Social de la diócesis, Arturo Ros, el director de Cáritas, Ignacio Grande, y la secretaria general de Cáritas Diocesana de Valencia, Aurora Aranda, en la presentación de la memoria de 2022.
Al respecto, Aranda ha explicado que, como ya se prevía el año pasado, las atenciones en 2022 volvieron a valores de antes de la pandemia, a la situación de 2018. «Los efectos de la pandemia, la subida de precios y la inflación y las consecuencias de la guerra de Ucrania están manifestándose con toda la crudeza», advierten.
Las tres necesidades básicas son alimentación, vivienda y empleo. En concreto, el 95% de las personas que acuden a Cáritas solicitan ayuda en alimentación. No obstante, ha señalado que este apoyo ya no se presta mediante una asistencia directa, la tradicional bolsa de comida, sino en el 68% de los casos a través de tarjetas solidarias que pueden utilizar los beneficiarios en comercios, grandes superficies, o en los 27 economatos de la Diócesis para apoyar su «dignidad». En total, se repartieron 2.700 tarjetas el pasado año.
La segunda necesidad más demandada, por el 61% de las atenciones, es la vivienda, un requisito «fundamental para el desarrollo del proyecto vital de una persona». El 65% de las ayudas fueron destinadas a alquiler y el 35% restante fueron destinadas al pago de suministros.
De las ayudas que concedimos en materia de vivienda, el 54% eran de personas migrantes en situación administrativa irregular.
Además, el 47% de los beneficiarios estaban realquilados, en habitaciones o en viviendas compartidas, es decir, «no tenían un recurso habitacional propio. Por ello, ha recalcado la necesidad de políticas públicas »más activas" que garanticen un acceso a la vivienda y reduzcan las listas de espera y un parque público de vivienda.
La tercera clave es la búsqueda también de un empleo digno. Cáritas atendió a más de 2.700 personas a través de su agencia de colocación y proyectos de acompañamiento. El 25% de esas personas consiguieron posibilidades de inserción laboral.
No obstante, ha alertado de que, pese al aumento del salario mínimo interprofesional y los resultados de la reforma laboral han mejorado en parte las condiciones laborales de las personas que acompañamos, hay un perfil «muestra también otra cara que está en el camino de encontrar soluciones y que es mayoritario»: «el de mujer que busca un empleo doméstico y que supone el 57% de las atenciones». Estos casos, al ser empleos parciales, supone que también tengan menos recursos. Además, el 45% de las personas atendidas tiene una edad comprendida entre los 30 y los 44 años.
Perfil
La secretaria general de Cáritas Diocesana de Valencia, Aurora Aranda, ha señalado que el perfil de las atenciones refleja tres brechas: nacionalidad, el 70% de las personas acompañadas son migrantes; de género, el 74% son mujeres; y por edad, el 57% son menores. Por tanto, señala, «ser mujer, sobre todo mujer sola con hijos, ser menor de 44 años, y ser migrante, siguen siendo factores de exclusión».
Asimismo, han atendido a 928 nios y adolescentes en los proyectos de Infancia y Adolescencia; a 57 familias en sus hogares para que recuperen la autoonomía; a 281 personas en situación de sin hogar; a 58 jóvenes migrantes y 377 mujeres que acuden a los proyectos de la mujer de las Cáritas parroquiales y 86 mujeres en contexto de prostitución.
Por otra parte, ha advertido de que el 19% de las personas atendidas lo son desde hace más de diez años, lo que supone que ven cronificada su situación y la transmisión intergeneracional de la pobreza.
Para poder realizar todas estas atenciones, Cáritas invirtió 12,6 millones. El 52% en porgramas de atención y acompañamiento y un 24% para cubrir necesidades básicas. Además, durante el pasado año, tras la invasión a Ucrania, Cáritas acogió a 1.118 personas y se realizó la «mayor colecta» de la historia de la diócesis, que superaron los 1,6 millones. El primer trimestre de este año se mantiene similar en atenciones al pasado «aunque no se sabe dónde vamos», ha apuntado.
Colaboración
Por su parte, el obispo auxiliar de Valencia y responsable del área de Acción Caritativa y Social de la diócesis, Arturo Ros, agradecido por «justicia», en estos momentos de «incertidumbre política, la colaboración institucional que les ha brinddao el presidente en funciones de la Diputación de Valencia, Toni Gaspar, que »siempre« ha cumplido con los comprometido. De igual modo, ha recalcaod que la conselleria de Igualdad »siempre" ha mantendo la puerta abierta y en particular la Dirección General de Infancia y Adolescencia.
Asimismo, el, director de Cáritas Valencia, Ignacio Grande, ha recalcado que es «urgente y necesraio seguir avanzando en que el diseño de las políticas sociales se realicen desde un enfoque basado en los derechos humanos».