La primera línea de bus rápido --con carriles segregados y vehículos eléctricos cero emisiones-- comienza a operar este martes entre Valdebebas, Sanchinarro y el Hospital Ramón y Cajal, ha informado el Ayuntamiento de Madrid en un comunicado.
Este proyecto permitirá a los residentes de estos barrios conectar directamente con su centro hospitalario de referencia en 30 minutos. El servicio se presta a través de un autobús cien por cien eléctrico, de alta capacidad y similar a un tranvía moderno que circula por un carril segregado contando con la ventaja de la prioridad semafórica.
El proyecto del Bus Rapid Transit (BRT en sus siglas inglesas), implantación aprobada por el Consorcio Regional de Transportes, contará con una flota de diez autobuses eléctricos con capacidad para cerca de cien personas cada uno. La frecuencia de paso está estimada entre 10 y 15 minutos durante todo el día y la puntualidad de los trayectos está garantizada por el sistema de prioridad semafórica implantado y el trazado segregado del carril.
Los vehículos asignados a esta línea han sido especialmente diseñados para discurrir por vías separadas del resto del tráfico. A través de un itinerario compuesto por once paradas intermedias en ambos sentidos, más una cabecera en Valdebebas y otra ubicada junto al Hospital Ramón y Cajal, la primera línea de bus rápido utilizará una plataforma segregada de los demás carriles de circulación.
La peculiaridad es que se prioriza el centro de la calzada, siempre que sea posible, para evitar puntos de conflicto con el resto de vehículos. Discurriendo por el centro y adaptándose a un itinerario dotado de prioridad semafórica en intersecciones, se conseguirá un trayecto más fluido y se reducirán los tiempos de viaje considerablemente por circular a una velocidad comercial media superior a otras líneas convencionales de EMT.
Desde su cabecera, situada en la glorieta de Antoñete, junto al Hospital Isabel Zendal, la línea circula por la avenida de las Fuerzas Armadas. En esta vía cuenta con un total de cinco paradas. Prosigue su trayecto por la avenida de Pi y Margall, con cuatro paradas, por la calle de Ana de Austria continuando por la avenida de Niceto Alcalá Zamora para, posteriormente, continuar su recorrido por vías convencionales, sin realizar ninguna parada intermedia más hasta alcanzar su destino, en las inmediaciones del Hospital Ramón y Cajal.
El trayecto tiene una longitud total de 31 kilómetros, de los que 19 discurrirán por vías segregadas con prioridad semafórica, y de ellos, ya se han puesto en marcha 12 kilómetros.
Además de contar con conexión con el Hospital Isabel Zendal, esta primera línea de bus rápido conectará con el futuro intercambiador de Valdebebas. El primer servicio desde la cabecera de Valdebebas está previsto para las 6.35 horas y a las 7 horas desde la cabecera del centro hospitalario en los días laborables. El último autobús sale desde Valdebebas a las 23.05 horas y desde el Hospital Ramón y Cajal a las 23.30 horas todos los días de la semana.
La primera línea rápida de alta capacidad para Madrid dispondrá de diez autobuses totalmente eléctricos del modelo ieTram, del fabricante nacional Irizar e-mobility. Para cubrir los tramos horarios de más demanda de viajeros se ha previsto una dotación máxima de siete vehículos.
Cámaras en lugar de retrovisores
Con un diseño moderno, minimalista y en arco perimetral cromado, posee una gran superficie acristalada en sus laterales, diferenciándose así fácilmente del resto de la flota municipal.
El vehículo está provisto de cámaras en sustitución de retrovisores, que proyectan sus imágenes en dos pantallas situadas a cada lado del asiento del conductor. En su interior, la disposición de elementos está concebida para admitir un elevado aforo con todas las garantías de confort y accesibilidad universal para los usuarios Los vehículos llevan puertas de entrada y salida por el lateral derecho y una puerta delantera de acceso de una sola hoja.
Los sistemas BRT se han ido implantado en varias ciudades del mundo con la meta de crear corredores verdes de transporte de alta capacidad y con prioridad semafórica en ejes urbanos principalmente ubicados en la periferia, ha explicado el Consistorio.
Hasta 125 toneladas de co2 menos
Esta nueva línea, puesta en marcha en el marco de la Estrategia de Sostenibilidad Ambiental Madrid 360, supondrá un ahorro acumulado calculado en más de 700.000 kilómetros anuales en aquellos desplazamientos que normalmente se realizan en coche particular, además de una reducción en emisiones de unas 125 toneladas de CO2 y de cerca de 200 toneladas de NOx.
La nueva línea BRT lleva aparejada una inversión en autobuses de 5,3 millones de euros, de los que 2 millones proceden de los fondos europeos Next Generation, canalizados a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
Esta convocatoria está integrada dentro del programa de ayudas 2021 a municipios para la implantación de zonas de bajas emisiones y la transformación digital y sostenible del transporte urbano del MITMA. Para la construcción de la plataforma segregada se ha dispuesto un presupuesto de 12,8 millones de euros, de los que 4 millones irán destinados a la semaforización.
Protestas vecinales
La Asociación Vecinal Sanchinarro ha convocado una nueva manifestación para este martes para protestar por las «consecuencias negativas» que, según señala, ha generado el Bus Rapid implementado por el Ayuntamiento de Madrid y que conecta este barrio con el de Valdebebas.
La protesta se celebrará a las 18.30 horas en el cruce de las calles Ana de Austria y Príncipe Carlos, junto al centro de salud del barrio, mismo emplazamiento que en la anterior concentración, celebrada el pasado 16 de mayo.
Para la asociación, el nuevo Bus Rapid comenzará a funcionar «sin que se hayan resuelto los problemas de cuello de botella, giros, tráfico, calles colapsadas, parterres destrozados y seguridad para las personas» de los que ha advertido.
En este sentido, el vecindario teme que el nuevo servicio, que ha supuesto la reducción de carriles de circulación y plazas de aparcamiento, incremente «los habituales atascos» en el barrio, con su repercusión en los niveles de contaminación atmosférica y acústica.