Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata del PP a la reelección, ha ganado este domingo las elecciones autonómicas, alcanzando los 71 escaños y logrando una contundente mayoría absoluta, siendo una política que dando «todas las batallas ideológicas» ha logrado consolidarse en cuatro años como referente nacional del PP y azote del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Chamberilera del 78 y periodista de formación, se especializó en Comunicación Política, área en la que despuntó nada más llegar al PP. Empezó en la formación bajo el paraguas de la expresidenta Esperanza Aguirre y se sumó posteriormente al equipo de la exdirigente Cristina Cifuentes. De la mano de esta última le llegaron su primeros cargos públicos: portavoz adjunta del Grupo Parlamentario Popular en la Asamblea y viceconsejera de Presidencia y Justicia.
«Casi con las cajas sin desempaquetar», tras la salida de Cifuentes del Ejecutivo, el presidente del PP de Madrid Pío García-Escudero la nombró portavoz del partido convirtiéndose en la cara visible, siempre disponible para los medios, cercana y accesible. Ya por entonces defendía enarbolar la bandera de España, no etiquetar a Vox en la extrema derecha así como clamaba contra «la dictadura feminista».
Fue ahí cuando el por entonces presidente del PP Pablo Casado, del que era gran amiga desde que se afiliaron al PP, se fijó en ella y la nombró candidata para 2019. Una política desconocida pero «sin complejos», que hablaba «claro», para intentar dar la vuelta a las encuestas y lograr gobernar frente al socialista Ángel Gabilondo. Y lo logró.
No consiguió ser primera fuerza pero tampoco Ciudadanos el 'sorpasso' y los números daban para formar un gobierno de coalición con los 'naranjas', con el apoyo externo de Vox. Los continuos desencuentros entre los tres partidos hicieron que no se lograse un acuerdo hasta casi tres meses después. PP y Ciudadanos formaron así un gobierno que nunca llegó a entenderse, con deslealtades constantes por ambos bandos. Ayuso llegó a reconocer públicamente que eran «dos gobiernos en uno».
Llegada de la pandemia
La llegada de la pandemia sería un antes y un después en la carrera política de la dirigente madrileña. En marzo de 2020, fue una de las primeras presidentas en anunciar el cierre de los colegios y, posteriormente, el de la hostelería y los comercios. «Despertamos a España», señala ella misma sobre aquellos días.
La gestión del Covid-19, alabada por la construcción del hospital de Ifema y la adquisición de material sanitario y criticada por las muertes en residencias y la falta de recursos en la Sanidad, y sus críticas al Gobierno de Pedro Sánchez la situaron en un lugar clave en la política nacional.
Y la presidenta continuó haciéndose fuerte en la desescalada. La Comunidad se mostró muy combativa con el Gobierno, criticando que les dejase en último lugar a la hora de abandonar el confinamiento. Criticada duramente desde el Ejecutivo central y por la mayoría de autonomías del PSOE, no dio un paso atrás en su estrategia y su popularidad no paró de crecer.
Consciente de ello y alertada por la moción de censura presentada por PSOE y Cs en Murcia, la 'popular' decidía el 10 de marzo convocar elecciones. Los madrileños, aseguró, elegirían sobre su «libertad». El 4 de mayo consiguió una arrolladora victoria en Madrid, obteniendo suficientes escaños para un gobierno en solitario con la abstención de Vox, tiñendo de azul todos a excepción de dos municipios y sumando más que toda la izquierda junta.
Batalla interna en el pp
El crecimiento de su popularidad fue aumentando a la par que los problemas con la Dirección Nacional de la formación. La sintonía de Casado y Ayuso, así como la de sus equipos encabezados por Miguel Ángel Rodríguez y Teodoro García Egea, respectivamente, fue menguando, con la Presidencia del PP madrileño como uno de los principales focos de conflicto.
Todo saltó por los aires cuando el exlíder 'popular' acusó al hermano de la presidenta de haber cobrado una comisión de una empresa que contrató con la Comunidad de Madrid durante la pandemia. «No puede haber algo más grave que acusar a alguien de la propia casa, con responsabilidades de gobierno, de corrupción y hacerlo sin pruebas metiendo por medio a mi familia que nada tiene que ver», censuró la presidenta en una dura comparecencia pública.
Este encontronazo acabó con centenares de personas manifestándose a las puertas de la sede del PP en la calle Génova en contra de Casado y a favor de Ayuso. Se produjo entonces un cambio de liderazgo en el PP: Alberto Núñez Feijóo dejaba Galicia para encabezar a los 'populares'. Este sí avalaba su candidatura para la Presidencia del PP regional y le daba total libertad para la conformación de su equipo.
Desde ahí, todo ha seguido igual en la Puerta del Sol: Ayuso, rodeada de un núcleo duro en el que se sitúan dirigentes como Alfonso Serrano o Enrique Ossorio, no rechaza dar todas las batallas ideológicas y opina de todos los temas nacionales bajo el pretexto del papel fundamental de Madrid como región capital, aunque a veces no sea la tesis de 'Génova'.
En estas elecciones la dirigente madrileña se ha fijado como objetivo lograr la mayoría absoluta para ello no ha dudado en volver a situar a Sánchez como su enemigo. «Sería una decepción», llegó a reconocer sobre si el resultado no era superar los 68 diputados.
¿Y ahora qué? Ayuso pretende conformar su gobierno cuanto antes y hacer una renovación total en el ejecutivo con el objetivo de dar a Madrid sus mejores años. Por el momento, niega una y otra vez tener aspiraciones nacionales pero a nadie se le escapa que la presidenta madrileña es hoy una figura clave en la política nacional.