Un estudio multicéntrico ha revelado que la actividad volcánica en el Campo Volcánico de La Garrotxa (Girona) se extendió hasta hace 8.300 años --hasta ahora se pensaba que el vulcanismo cesó hace unos 13.000 años--, lo que constituye el vulcanismo más reciente de la Península Ibérica.
El estudio, publicado en las revistas 'The Holocene' y 'Scientific Reports', ha contado con investigadores del Institut Català de Paleoecologia i Evolució Social (Iphes-Cerca), la Universitat Rovira i Virgili, la Universidad de Burgos, IDAEA-CSIC, la Universitat Autònoma de Barcelona, la Universidad de Valencia y la Universidad de Montpellier (Francia), ha informado este martes el Iphes en un comunicado.
La actividad volcánica hizo que varias coladas obturasen el valle del río Fluvià cerca de Olot y se formara un gran lago en la llanura que actualmente se conoce como Pla de les Preses.
Los sedimentos que se depositaron en este antiguo lago rodeado de volcanes, que incluyen numerosas capas de cenizas y lapilli volcánicas, han sido estudiadas por distintos especialistas, analizándose distintos indicadores sedimentarios, paleoclimáticos y biológicos, lo que ha permitido reconstruir la evolución paleoclimática de los últimos 13.000 años del noreste de la Península Ibérica y el impacto de dichas erupciones en los ecosistemas vegetales y las poblaciones humanas.
Los indicadores geológicos y biológicos analizados se han podido relacionar con las principales tendencias climáticas del Holoceno y finales del Pleistoceno, y en el área más cercana a la zona de actividad volcánica --hasta 50 kilómetros-- y durante los eventos de erupción volcánica, diferentes procesos afectaron a la flora y fauna.
A partir del estudio de yacimientos cercanos, se observa que las poblaciones de cazadores-recolectores más cercanas abandonaron el área temporalmente durante los periodos de alta actividad volcánica, para luego regresar en épocas de quietud, demostrando una alta capacidad de reorganización y adaptación.