El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha descrito este lunes a la capital, en el día de su patrón, San Isidro, como «un sueño de cristal, roca y vida», y ha llamado a los madrileños a trabajar por un «futuro mejor» del «corazón latiente» de la Nación.
Así lo ha expresado el regidor capitalino, desde la Galería de Cristal del Palacio de Cibeles, donde se han entregado las Medallas de Oro y de la capital. Tras destacar que el patrón de los madrileños es «modelo de las personas sencillas, figura del tesón silencioso», ha puesto en valor que Madrid es «el corazón latiente de su Nación».
Considera Almeida que permanece «inalterable el alma de Madrid y su voluntad de servir a España» después de siglos como capital del país, algo que considera es «fruto del esfuerzo colectivo de los madrileños, visión de monarcas y alcaldes».
«Hoy es, además, un San Isidro especial porque ponemos broche final al Año Santo con motivo del 400 aniversario de su canonización. De hecho, fueron las celebraciones que tuvieron lugar por su subida a los altares en 1622 las que dieron origen a las fiestas patronales que celebramos hoy», ha señalado.
Desde aquel primer día de San Isidro, ha continuado, «Madrid era entonces una ciudad bien distinta a la que hoy se conoce». «La Villa llevaba apenas unas décadas siendo capital del reino y llegaba hacía el norte hasta lo que ahora son los bulevares, y por el este al arroyo de la fuente Castellana, lo que hoy es el Paseo de Recoletos y el del Prado y por tanto Paisaje de la Luz. Hoy Madrid ha rebasado todos sus límites, ha incorporado a su sustancia municipios enteros y se extiende de Aravaca a El Cañaveral, de Villaverde a El Pardo a lo largo de más de 600 kilómetros cuadrados», ha puesto en valor.
"de tú a tú"
Respecto al Madrid del siglo XVII, donde estaba «a años luz de capitales europeas como Londres o París», hoy «Madrid ya mira de tú a tú a todas ellas con sus más de tres millones de almas siendo, de hecho, la segunda capital más poblada de Europa».
Sin embargo, hay cosas que no han cambiado, y «las calles de la ciudad siguen bullendo con la misma intensidad, en las avenidas se mezclan y viven personas de toda España, siguen visitando embajadores, mandatarios y gentes de todo el planeta, que se llevan de esta ciudad la primera impresión, casi definitiva además, del conjunto de nuestra patria».
«A pesar de todo lo que hemos crecido, a pesar de todos los buenos momentos, y de los que no lo fueron tanto, hay algo en todos estos siglos que permanece inalterado: el alma de Madrid y su voluntad de servicio al resto de España. Porque esta transformación verdaderamente asombrosa de Madrid es el fruto del esfuerzo colectivo de los madrileños, de su sociedad civil y de sus instituciones», ha señalado.