El acusado de presuntamente matar a tiros a un hombre en mayo de 2019 haciéndose pasar por repartidor con un casco ha expresado ante el juez: «Quiero pedir perdón a la familia de la víctima, a los Mossos d'Esquadra y a Catalunya por lo que ha pasado y lo que he provocado».
Así lo ha dicho durante su turno de última palabra en la última sesión del juicio ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) este lunes.
«Esto era algo personal, por eso he venido aquí y he hecho lo que he hecho. Yo pido perdón a la familia, a los vecinos, a todos. Entiendo que tengo que estar en la cárcel», ha añadido.
Hechos
Según el escrito del fiscal, consultado por Europa Press, el acusado residía habitualmente en Suecia, pero en fechas previas a los hechos, se trasladó a España y empezó a realizar labores de búsqueda de la víctima y de personas de su entorno.
El 17 de mayo de 2019, el acusado se dirigió al edificio donde vivía la víctima y, sobre las 13.39 horas, «fingiendo con su actitud e indumentaria que pretendía la entrega de un paquete», consiguió acceder a su interior y subió hasta el ático en el que se encontraba el domicilio de la víctima.
«En el momento en el que abrió confiadamente la puerta de su domicilio, el acusado repentinamente abrió fuego contra él, efectuando múltiples disparos que impactaron sobre la víctima, provocándole la muerte de modo prácticamente inmediato», añade el escrito.
El acusado se encuentra privado de libertad por estos hechos desde el 16 de septiembre de 2019, después de ser detenido en Suecia y trasladado hasta Barcelona para que ingresara en prisión; el fiscal pedía 27 años de cárcel, pero tras un acuerdo con la defensa del acusado, se ha rebajado la pena a 16 años.
Fiscal
Durante los informes finales, el fiscal ha asegurado que el portal del edificio grabó al hombre entrando y saliendo del edificio: «Actúa muy rápidamente. En 3 minutos el señor entra, llama el ascensor, sube, llama al timbre, lo abren, dispara, baja por las escaleras y se va. Es algo planificado y ya sabe lo que va a hacer».
Ha explicado que en el rellano del domicilio de la víctima los Mossos d'Esquadra encuentran una caja --que utilizó para hacerse pasar por repartidor-- con 34 fragmentos de huellas dactilares, y que solamente se identifican 10, «todas del acusado».
«Tenía intención de matar y de asegurarse de que estaba muerto, por eso le realizó varios disparos para acabar con su vida. No solamente tenemos la confesión del acusado de que mató a la víctima, sino que también tengo las pruebas suficientes para demostrar que esa confesión es verdadera, como las huellas y las cámaras de seguridad», ha añadido.
El fiscal ha manifestado que «la venganza no es justa», y ha asegurado que el acusado, una vez cumpla condena si el jurado lo decide así, tendrá la oportunidad de reinsertarse en la sociedad, mientras que la víctima no podrá, en sus palabras.
«Es mi obligación como fiscal pedir que emitan un veredicto de culpabilidad para el acusado», ha zanjado.
Defensa acusado
La defensa del acusado, ejercida por la abogada Olga Tubau, ha asegurado que en el juicio «ha quedado demostrado que el acusado acabó con la vida de la víctima», y que el motivo no fue ni por tráfico de drogas ni porque estuviera ejecutando un encargo como si fuera un sicario, en sus palabras.
«Llevó a cabo la conducta por una venganza personal, porque un tiempo antes del 17 de mayo de 2019, la víctima participó en el asesinato de toda una familia y había amenazado a la propia familia del acusado, motivo por el cual el acusado se desplaza a España y acaba con la vida de la víctima», ha manifestado Tubau.
Ha asegurado que «por desconfianza del sistema o por ira que puede provocar el dolor, el acusado quiso tomarse la justicia por su mano», y ha manifestado que como abogada quiso llegar a un acuerdo con fiscalía porque de no haber sido así, la condena podría haber sido extraordinariamente más severa, en sus palabras.
Gei
Durante todo este juicio, el Grupo Especial de Intervención (GEI) de los Mossos d'Esquadra han controlado la Audiencia de Barcelona «ante la posibilidad de que alguien relacionado con la víctima intentara ajustar cuentas con el acusado», según fuentes conocedoras de los hechos.
Los agentes, con subfusiles y chalecos antibalas, se han repartido por los pasillos del edificio cerca de la sala de vistas donde se ha juzgado al hombre.