Ana Martínez Muñoz pone la lupa sobre la lacra de la violencia sexual en 'Valencia Roja', su primera novela con la que da a conocer a los lectores al personaje de la inspectora Nela Ferrer. «He escrito sobre lo que me quita el sueño».
Así lo confiesa la escritora, en una entrevista concedida a Europa Press, con motivo del lanzamiento de esta obra, que publica Alfaguara. En ella, los lectores encontrarán una trama negra «de ritmo ágil y capítulos cortos que pone la lupa sobre el mundo de la pornografía y la violencia sexual, una historia inquietante que, al principio, puede parecer que te lleva por unos sitios, pero que tiene una serie de giros que acaban encaminando la trama hacia donde no te esperas», explica.
La historia arranca con el secuestro de Miguel Murillo, un afamado productor y director de cine para adultos, que ultima los preparativos del Festival Valencia Roja; primer evento dedicado a la industria del sexo en la ciudad, que lleva por lema 'El porno es cultura'. Dos días después, su cuerpo aparece brutalmente asesinado. A partir de este hecho, Nela Ferrer y su equipo tendrán que adentrarse en el mundo de la pornografía, de los abusos sexuales y de la prostitución para llegar a resolver el caso mientras, en su vida privada, deben continuar lidiando con sus propios problemas personales.
Martínez Muñoz declara que la novela negra le ha atraído siempre, aunque lee también otros géneros. «En este mundo vertiginoso y digitalizado en el que la inmediatez es clave, la literatura debe competir con otras fórmulas de entretenimiento y la novela policíaca y el thriller ofrecen una forma ágil y dinámica de contar historias que nos anima a continuar leyendo en lugar de hacer otras cosas», opina la escritora, que precisa, no obstante, que, «además de enganchar con sus tramas, el género negro permite profundizar en los temas que nos preocupan de la sociedad en la que vivimos, desde la libertad de la ficción».
«Como decía Ray Bradbury --prosigue-- 'la obra de un escritor está hecha de aquello que teme cuando apaga la luz por las noches', y, en este caso concreto, primero pensé en abordar algún tema relacionado con la mercantilización del cuerpo de las mujeres y de tales temas enseguida emergió el de la violencia sexual».
Añade la autora que en los últimos años no para de escuchar en las noticias cada vez más casos de violaciones grupales, agresiones sexuales a menores, a chicas borrachas o a las que habían drogado previamente para perpetrar la agresión.
«Sin embargo, al comentarlo con personas de mi entorno, observé que no se estaban relacionando estos casos con algunos patrones de agresividad, de degradación de la mujer y de conductas violentas en el ámbito sexual que se dan en la pornografía que se consume mayoritariamente en internet a edades cada vez más tempranas; ni con la deficiente educación sexual que están recibiendo los más jóvenes. Aunque si se sacaba el tema, sí que existía un dilema moral en el que cada cual exponía su visión y que generaba cierta polémica o rechazo. La curiosidad por indagar en estas cuestiones fue lo que me llevó a escribir esta historia y no otra».
Y agrega: «No sé si 'Valencia Roja' estará aportando algo diferente, eso deberán decirlo los lectores. Lo que sí sé es que cuando me puse a escribir lo hice sobre aquello que me quitaba el sueño cuando apagaba la luz por las noches, como dice Bradbury, y traté de hacerlo lo mejor que sé pensando en el libro que a mí me gustaría leer».
Por otra parte, comenta que escogió Valencia para ambientar la obra «por cercanía», ya que se crio en esta ciudad y lleva toda la vida caminando por sus calles. Igual que lo son Madrid y Barcelona, escenarios en los que se han concentrado históricamente este tipo de novelas, València es «un escenario perfecto para una novela negra que esconde rincones poco conocidos aún y que merece la pena explorar», afirma.
Por ello, invita a acompañar a Nela «en un paseo por el Jardín de Túria, a tomar una caña por Ruzafa, a remar en las aguas del puerto o a comer en una de las terrazas de los restaurantes del Paseo Neptuno. Pero la investigación también nos adentrará en algunos lugares más turbios y menos turísticos».
Por último, confiesa que ni en sus sueños «más ambiciosos» habría imaginado que los derechos de su debut literario se vendieran a Italia y Francia. «Traspasar las fronteras y llegar a lectores de países distintos al mío, ver traducido el texto a otros idiomas y con unas editoriales tan importantes, me parece absolutamente increíble».
«Me siento muy agradecida por la confianza que tanto Actes Sud en Francia, como Ponte alle Grazie en Italia, han depositado en el manuscrito; que han apostado por él aun antes de que vea la luz y sin más respaldo que el de la propia obra. Sin embargo, también siento la responsabilidad y el vértigo que supone llegar a un público tan amplio», concluye.